¿Existe una velocidad ideal para comer?

Todos tenemos hábitos y modales diferentes en la mesa; hay quienes aman una buena comida en silencio y quienes prefieren una buena conversación, su programa de tele favorito o un poco de música para acompañar los alimentos; también están los que prefieren las normas de etiqueta al comer, mientras otras personas quieren ser más espontáneas cuando se sientan frente a la mesa; pero entre todas las posibilidades que hay alrededor de cómo comemos, existe una práctica que puede determinar el efecto de nuestra alimentación en nuestro organismo, y que todos haríamos bien en hacer de la forma correcta.

Comer a una velocidad idónea puede tener un impacto muy positivo tanto a corto como a largo plazo, comer demasiado rápido está asociado con consecuencias que pueden afectar nuestra calidad de vida de diferentes formas:

  • Dificulta nuestra capacidad para identificar a tiempo cuándo estamos saciados: en la medida que los alimentos van llegando a nuestro estómago, este empieza a segregar hormonas que nos indican que ya estamos saciados y tenemos en nuestro organismo la comida necesaria para seguir funcionando bien; cuando comemos demasiado rápido, nuestro estómago recibe más comida de la que necesita antes de poder darnos la señal de que estamos saciados, haciendo que comamos de más.
  • Causa picos de glucosa difíciles de manejar: cuando comemos, nuestros niveles de glucosa aumentan; entre más copiosa y rica en carbohidratos sea la comida, más altos los niveles, por lo que comer demasiado rápido, hará que comamos más y causará picos de glucosa más altos y difíciles de manejar para nuestro organismo.
  • Entorpece la capacidad de absorber nutrientes: nada más el hecho de tener que procesar un pico de glucosa alto, ya causa un serio problema para absorber los demás nutrientes presentes en la comida, pero a esto hay que sumarle que, si comemos rápido, comemos mucho, y cuando nuestro cuerpo tiene más comida de la que necesita, va a intentar eliminarla rápido, evitando que se aprovechen al máximo sus nutrientes.

Nos hace propensos a problemas digestivos como la indigestión, la hinchazón y los gases: al comer rápido ingerimos además de mucha más comida de la que necesitamos, aire, haciendo que nuestro cuerpo se sienta pesado e incómodo y procure eliminar los excesos con rapidez a través de condiciones molestas como los gases y los relacionados a las indigestiones.

No solo es lo que causa, sino lo que implica

Comer demasiado rápido no solo causa que nos sintamos hinchados, que distingamos demasiado tarde que ya estamos saciados y que nuestros picos de azúcar sean más altos y difíciles de gestionar para nuestro organismo; a largo plazo también implica un mayor riesgo de enfermedades como la obesidad, la diabetes, el síndrome metabólico y la gastritis, condiciones difíciles de tratar y hasta imposibles de curar por completo.

Para empeorar las cosas, cuando comemos como si alguien nos fuera a quitar la comida nos deja sin el placer de disfrutar del sabor y las texturas de los alimentos; comer rápido también nos priva de la experiencia de disfrutar de una de las acciones más gratificantes que tenemos en nuestro día a día. Tanto por salud como por el arte de la degustación, estos son algunos trucos que puedes intentar para comer más despacio y mejor:

  • Mastica bien: ¿te has puesto a pensar qué tan consciente eres de la forma en la que masticas? Masticar bien no solo previene que nos ahoguemos (que ya es una ventaja bastante importante), también hace que enviemos alimentos más pequeños y mejor procesados para una digestión más eficiente, y además, nos ayuda a matar un poco de tiempo para no comer de un solo tirón.
  • Baja el tenedor: una estrategia práctica y sencilla; después de cada bocado, baja el tenedor, mastica de forma consciente, traga con cuidado, conversa un poco con tus acompañantes y ahora sí, ve por la siguiente ración.
  • Contempla los alimentos: a todos nos gusta comer, pero muchas veces se nos olvida por qué; disfruta del momento y de la actividad, siente de forma intencional el sabor de cada alimento y cada combinación en tu boca, déjate descubrir las especias y componentes escondidos, sácale el jugo al placer de la comida.
  • Dedícale el tiempo y espacio necesario: sabemos que muchas veces no tenemos tiempo para más que correr todo el día, pero a la comida dale el lugar correcto; nada de comer frente al escritorio ni acabar el almuerzo de dos mordiscos, solo necesitas veinte minutos en la disposición correcta, pues es esta la cantidad de tiempo recomendada para terminar una comida principal sin causar todas las molestias de comer demasiado rápido.

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