La verdad detrás de los edulcorantes
Cada vez en más países de Latinoamérica se empieza a adoptar la medida de comunicar el exceso de ciertos ingredientes nocivos en alimentos de origen industrial; frases como “exceso de sodio” o “exceso de grasas saturadas” son ya comunes en cientos de comidas en los supermercados y las tiendas, pero además de estas frases que mencionan componentes cuyos efectos negativos son bien conocidos por la comunidad en general, ha surgido otra que nos advierte de la presencia en ciertos alimentos de edulcorantes, unos componentes que durante los últimos años se han vendido como una alternativa saludable a nuestra dieta.

¿Por qué una advertencia sobre un ingrediente supuestamente saludable?
Los edulcorantes son aditivos que se usan en reemplazo del azúcar, cuyo origen puede ser vegetal o químico, generalmente su poder para endulzar es cientos de veces mayor que el del azúcar tradicional por lo que su consumo se hace en cantidades mucho menores, además de que la mayoría de estos son componentes sin calorías, por lo que se puede pensar en principio que son una buena alternativa para controlar nuestro peso.
La realidad es que el consumo de edulcorantes, aunque es una alternativa válida para darle un poco de sabor dulce a nuestras comidas, según la OMS, no es la mejor opción para controlar nuestro peso y puede, tanto como el azúcar, acostumbrarnos a comer alimentos dulces, adquiriendo dependencia a estos y eventualmente una mayor exposición a contraer enfermedades como la diabetes tipo 2.

También hay que decir que, si se consumen de forma mesurada, los edulcorantes hasta ahora no han demostrado muchas consecuencias adversas en personas adultas, aunque existen algunos componentes en específico que han levantado algunas alertas por parte de los entes internacionales en los últimos años; tal es el caso del aspartamo, un edulcorante de origen químico que en el 2013 fue declarado por la OMS como un “posible cancerígeno”, a pesar de sostener la posibilidad de su consumo mientras se mantenga dentro de los 40mg por día; la sucralosa, por su parte, ha sido contraindicada para personas con intolerancia a la lactosa y la sacarina ha sido relacionada con reacciones alérgicas.
Existen algunas reacciones adversas tras el consumo de edulcorantes para personas con enfermedades genéticas o renales específicas, si sientes que ciertos alimentos o endulzantes no te caen bien, no dudes en consultar con un profesional que te ofrezca mejores alternativas.
Entonces, ¿qué le ponemos a nuestro café?
Aunque la recomendación de la OMS es abstenerse al máximo de cualquier tipo de dulzor que no provenga del mismo alimento que estamos consumiendo, la evidencia indica que si queremos darle un pequeño toque a nuestros alimentos, se puede lograr con mesura; parece que las mejores opciones están en los endulzantes de origen vegetal como la estevia, la miel, el azúcar de coco o de dátiles y los siropes del agave y el yacón; lastimosamente estos componentes no suelen ser la primera opción cuando se trata de alimentos ultraprocesados, por lo que si queremos optar por un poco de dulce, quizás comidas caseras o provenientes de negocios locales y confiables sean una mejor oferta para nuestra salud.

También existen endulzantes obtenidos de procesos químicos como los alcoholes del azúcar, algunos de estos como el xilitol también se consideran alternativas buenas y sin contraindicaciones, pero ten en cuenta que, al provenir del azúcar, sí aumentan sus niveles en la sangre (aunque en menor medida y velocidad) y aportan tanto carbohidratos como calorías a nuestra dieta.
¿Por qué mantener la etiqueta?
Hemos visto que los edulcorantes parecen tener los mismos factores y niveles de riesgo que muchos alimentos de consumo cotidiano, ¿por qué deberíamos entonces ser advertidos? Una investigación de la Universidad de Chile nos indica que el consumo de estos componentes se ha vuelto crítico en etapas tempranas de la vida, desde la gestación hasta la adolescencia, por lo que su consumo debe ser consciente para no incitar a un hábito de consumo malsano desde la juventud.
Las investigadoras de este estudio también recalcan que el consumo de edulcorantes no reemplaza al 100 por ciento el consumo de azúcares, por lo que el ingerir ambos ingredientes de forma inadvertida puede potenciar los efectos negativos a corto y largo plazo.
Esta etiqueta solo nos sirve para ser más conscientes de lo que podríamos estar consumiendo, el informar siempre será la práctica más ética y beneficiosa para nosotros y nos ayudará a desviarnos de lo que nos quieren vender para prestar mejor atención a lo que queremos consumir.
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