Cómo empezar a practicar la meditación
La meditación es una de las prácticas de bienestar que más fama ha adquirido en los últimos años, pero a la vez, también es una de las que más disciplina y fuerza de voluntad requieren para realizarla en medio de un mundo lleno de distracciones y afanes como en el que vivimos actualmente.
En un principio la meditación se pensaba como un método que lograba gestionar o controlar el estrés, ayudándonos a mantenernos en el presente y a enfocarnos en otras perspectivas; pero con el paso del tiempo se ha descubierto que el meditar también tiene muchos otros beneficios en diversas condiciones físicas y mentales como:
- La ansiedad
- La presión arterial alta
- Las enfermedades relacionadas con el sueño
- El asma
- El dolor crónico
- La depresión
- Las enfermedades cardiovasculares
- Los dolores de cabeza
- El colon irritable
Como puedes ver, la meditación puede llegar a ayudarte con enfermedades de todo tipo y lo mejor es que no hay efectos secundarios; para practicarla solo vas a necesitar dos cosas: un poco de tiempo y disciplina. Al principio no va a ser tan sencillo, pero por esos beneficios sin ningún costo, vale la pena intentarlo.
1. Dónde, cuándo y cómo
Aunque ya te dijimos cuáles son las únicas dos cosas que necesitarás para meditar, existen otras comodidades que te pueden dar una manito mientras estás aprendiendo a construir el hábito. Determinar el lugar, la hora y la disposición en la que estarás es importante para que tu mente con el tiempo entienda las señales que le indican que llega el momento de meditar.
Lo mejor que puedes hacer es escoger un lugar sin acceso a distracciones, una hora donde no hayan pendientes atormentándote y una postura o disposición en la que tu mente no tenga que pensar mucho si le duele aquello o le molesta lo otro.
Los hábitos se fomentan con más facilidad cuando hay una rutina, así que procura que estos factores no cambien mientras interiorizas más la práctica; un buen “dónde, cuándo, cómo” puede ser en la habitación de huéspedes a las 9:30 de la noche, sentados sobre la alfombra, pero piensa tú cuáles serían las mejores opciones según tus tiempos y actividades.
2. Define tu meta
Muchas personas meditan para acallar una mente ruidosa, otras lo hacen para encontrar una solución a un problema y otras, incluso, para poder dormir mejor; cualquier razón es válida, pero dependiendo de la tuya, pueden haber ciertos tipos de meditaciones mejores para ti.
Si tu objetivo es silenciar una mente ansiosa o sobreexcitada, quizás una meditación con mantras te pueda ayudar a quebrar la cascada de pensamientos que brotan de tu interior; si buscas la solución a un problema, una meditación guiada puede ayudarte a hacerte las preguntas correctas o si intentas conciliar el sueño o serenarte físicamente, una meditación en la que tu respiración marque la pauta puede ser tu mejor opción.
Ten en cuenta que uno de los mayores retos de la meditación es mantener la mente enfocada ya sea en el silencio o en una perspectiva más calma; si a ti también te pasa, no te frustres y ten mucha paciencia contigo mismo; recuérdate sin reproches qué estás haciendo y retoma el ciclo meditativo cuántas veces lo necesites, vas a ver cómo mejoras con el tiempo.
3. Dale un buen uso a la tecnología
Aunque en primera instancia no recomendamos que lleves teléfono ni tengas pantallas encendidas al momento de una meditación debido a que son uno de los mayores distractores en nuestros tiempos modernos, cuando empieces a practicarla será bueno tener una voz amiga que te guíe, y para eso, sí que te puede servir usar un poco de tecnología.
Hoy en día existen aplicaciones muy buenas y gratuitas con toda una comunidad dispuesta a enseñar, aprender y colaborar; en ellas puedes elegir meditaciones guiadas y leer consejos y prácticas que han ayudado a otras personas; eso sí, que no se te vaya el tiempo de meditación buscando una que se ajuste a lo que quieres, define primero tu objetivo y escoge rápidamente aquello que te llame la atención.
4. No existe una meditación demasiado corta
No necesitas una meditación de monje budista para tener sus beneficios, hay estudios que aseguran que el simple hecho de poner nuestra mente en blanco de 5 a 10 minutos ya empieza a tener efectos beneficiosos en nuestra psique y nuestro cuerpo.
Empieza con calma y si lo deseas y puedes, ve aumentando el tiempo de meditación; recuerda que cualquier hábito es cuestión de tiempo, y así como la práctica hace nuestro cuerpo más fuerte, resistente y flexible, lo hará también con nuestra mente; mucha paciencia y fuerza de voluntad y, ¡a meditar!