El regreso a clases y las pesadas mochilas
¿Cuál es el criterio que tienes para elegir la mochila de tus hijos? ¿Qué sea de su caricatura favorita? ¿Que sea económica? Si este es el caso, definitivamente debes leer este artículo.
Solemos creer que los niños son fuertes, elásticos y resistentes, pero lo cierto es que muchas de las afecciones que se ven en su adolescencia y juventud son las consecuencias de situaciones y hábitos que se crean y perpetúan desde la niñez.
Justo ahora que los más pequeños regresan a las escuelas y colegios es de vital importancia hablar de una práctica potencialmente dañina y que suele ser ignorada por los papás: el uso incorrecto y el peso de las mochilas de sus hijos.
Unos datos preocupantes
De acuerdo con estudios e investigaciones que se han hecho tanto desde escuelas de quiropráctica como clínicas especializadas en España y Estados Unidos, más del 60% de los niños tratados en cada estudio cargaba mochilas mucho más pesadas de lo que deberían respecto a su peso corporal; también se descubrió que el 37% de los participantes ya manifestaban dolores de espalda, siendo todos niños entre los 11 y los 14 años.
Más alarmante aún fue el descubrimiento de que casi el 15% de los niños que presentaban molestias ya las trataban por medio de analgésicos, medicamentos que suelen traer efectos secundarios incluso a los adultos y que pueden generar dependencia y adicción.
También se descubrió que un exceso de peso en las mochilas y un mal uso de ellas eran posibles causas del desarrollo de enfermedades como la escoliosis, una curvatura anormal de la columna que afecta principalmente a las niñas y que una vez desarrollada solo se puede tratar, pues no tiene cura definitiva.
¿Qué hacer entonces?
Lo primero que debes hacer es escuchar a tu hijo, no ignores un dolor o una postura extraña o diferente; lo segundo, pero no menos importante, es llevarlo a un quiropráctico, incluso antes de que haya un dolor. El error que cometen muchas personas es que solo consultan cuando el problema ha avanzado demasiado y han intentado medicinas e incontables cosas más.
Cuando ya tu pequeño haya sido revisado y empiece un tratamiento así sea de índole preventiva, asegúrate, antes que nada, que el peso de su mochila no sea mayor al 10% de su peso corporal. Si tu hijo pesa entonces 30 Kg, su mochila no debe pesar más de 3 Kg.
Respecto a la mochila como tal, es importante que no sea más larga que su espalda, piensa todo el tiempo que el objetivo es que el peso esté bien distribuido y soportado por el cuerpo del niño; la mochila debe estar firmemente posicionada, por lo que los tirantes deben estar bien ajustados: ni muy flojos, ni muy tersos. También revisa que los útiles e implementos más pesados estén ubicados de modo que queden recargados en la espalda y no en el aire.
Debes acostumbrar al niño a siempre llevar el bolso con las dos cargaderas en los hombros, llevarlo solo en uno va a causar un desbalance en la distribución del peso, y el cuerpo del pequeño se inclinará de forma anormal para compensar el esfuerzo.
Ajustar la mochila no basta
Si bien este artículo está enfocado en el buen uso de la mochila, el cuidado de la postura, la actividad constante y las revisiones periódicas de un quiropráctico son igual de importantes para mantener la espalda de los niños en buenas condiciones para el presente y el futuro.
En centros especializados como QuiroVida, tu pequeño será tratado por profesionales que determinarán las mejores prácticas y tratamientos; además, como dato adicional, está comprobado que la quiropráctica ayuda no solo a la postura de los niños, también ha demostrado ser efectiva en pequeños con trastorno de déficit de atención, problemas de sueño y cuadros de estrés y ansiedad.
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