La razón por la que no logras mantener hábitos saludables
A todos nos ha pasado: nos proponemos ir al gimnasio y empezamos con todo el impulso, pero al mes estamos sacando excusas para no ir y a los dos meses ya hemos renunciado por completo; queremos reducir los carbohidratos o los dulces, nos privamos totalmente durante dos días y al tercero nos recompensamos con un helado agrandado o una pizza familiar. No es falta de voluntad, no es una predisposición genética: es falta de constancia.
Construir hábitos no es tan difícil como parece, pero sí tiene su truco. Más importante que enfocarse en acciones es enfocarse en el objetivo, así podrás idear estrategias que realmente te gusten y no se conviertan en un verdadero sacrificio.
¿Cómo funciona?
Digamos por ejemplo que de repente te ves unas llanticas que antes no estaban y las quieres eliminar, pero ya has intentado adquirir el hábito de ir al gimnasio y has fallado una y otra vez. En este caso vale la pena preguntarte, ¿es realmente el gimnasio la única alternativa para lograr lo que quiero?
Hay muchas personas que nunca han podido con los gimnasios, pero en contraposición practican un deporte, salen a trotar o incluso se inscriben a clases de yoga o baile. Encuentra algo que te guste, que te relaje y te disperse, los hábitos saludables no deben ser imposiciones para tu cuerpo y tu mente, deben ser estimulantes y edificantes.
Es cuestión de tiempo
Uno de los principales problemas al momento de construir hábitos es que toman mucho tiempo, un recurso que la mayoría de las personas hoy en día parecen no tener, y sí, decimos parecen, porque si te pones a pensar, ¿cuánto de ese tiempo que no tienes lo andas invirtiendo en ser productivo o feliz?
Gran parte del consumo energético y en tiempo de las personas hoy en día se va en distracciones: redes sociales, soñar despierto en medio del tráfico, quedarse más tiempo del necesario tomando un café con tus compañeros de trabajo y tantos otros más; esto no está mal, pero sí es evidente que está ocupando una cantidad desmedida de nuestra atención.
Si aplicas el principio de llegar a un objetivo a través de algo que sí te guste, el tiempo que deberás dedicarle será lo de menos, seguro lo hallarás durmiendo un poco menos en la mañana y no será tan horrible como creías; cuando menos pienses habrás creado un hábito y descubrirás que no lo haces porque tienes, sino porque se te antoja, te gusta e incluso te has vuelto muy bueno en ello.
¿Qué pasa cuando el hábito es una necesidad y no tienes muchas alternativas?
Cuando por cualquier motivo debes adquirir un hábito que solo tiene una posible forma de ser llevado a cabo, lo más importante es mantener la vista en el premio. Un ejemplo muy claro son los tratamientos. Sabes que tienes que ir cada tanto al dentista o que debes mantener las recomendaciones del nutricionista, ¡pero es tan difícil! En realidad no lo es, pero requiere de un esfuerzo de parte y parte. Cuando debas someterte a un tratamiento a largo plazo busca profesionales que le apuesten al balance, a personalizar tus tratamientos, a ofrecerte alternativas, ¿y por qué no? Que te den un trato amable y eficiente que te haga ver el asunto como algo fácil y placentero.
Por tu parte, comprométete, si estás frente a una persona o equipo confiable que busca tu bienestar, no te rindas, busca horarios que lo hagan más fácil, ponte recordatorios, programa tus gastos, y si te sirve, incluso haz afirmaciones cuando te sientas sin muchas ganas de continuar, recuérdate por qué lo haces, que son solo unos pocos minutos a cambio de años de bienestar. Recuérdate cómo estabas cuando empezaste, hasta donde has llegado y que no quieres ir hacia atrás.