Cómo comprar y almacenar los alimentos para mantenerlos frescos

Las prácticas que tenemos para comprar y almacenar los alimentos que comemos determinan su durabilidad, frescura y poder nutricional; antes de hacer las compras vale la pena pensar bien qué compramos, para cuándo lo compramos y cuál es el mejor tratamiento que le podemos dar para que se mantenga nutritivo y sabroso.

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Contrario a lo que muchos pensamos, la nevera no siempre es la mejor opción y hasta las comidas congeladas tienen fecha de expiración; pero incluso antes de determinar en dónde va qué, es importante hacer una reflexión sobre lo que queremos y lo que necesitamos.

Calidad sobre cantidad

Sabemos que con la rutina a veces se vuelve demasiado complicado ir al mercado constantemente y, además, pocas cosas se ven más satisfactorias que una nevera colorida y llena, pero lo cierto es que cuando vivimos solos o no compartimos los mismos hábitos alimenticios con las personas que comparten nuestro hogar, quizás sea mejor dejar las neveras dignas de comercial a un lado y optar por compras austeras y conscientes.

Una buena forma de comprar lo necesario y consumir lo más fresco posible puede ser comprar los alimentos más duraderos o de mayor consumo en tus compras mensuales o semanales, y apoyar a los comercios cercanos a tu hogar o lugar de trabajo para las comidas más frescas o que solo consumes de vez en cuando o en pequeñas cantidades; puede que el precio varíe un poco, pero el desperdicio será mucho menor y estarás ayudando a una economía más equitativa en tu ciudad.

Dónde, cómo y cuándo

Habiendo hecho esta reflexión, ahora sí te vamos a contar sobre qué va dónde y hasta cuándo:

  • Fuera de la nevera:

Existen muchos alimentos que no toleran bien el frío o sufren alteraciones en sus propiedades a causa de este, mantén fuera de la nevera frutas tropicales como el mango, la papaya, la piña y el banano; verduras como la papa, el tomate, la zanahoria y las cebollas; frutos secos como las nueces y las almendras y otros alimentos naturales como los huevos y la miel. Consérvalos en lugares frescos y alejados del sol, cualquier cambio en color o textura nos puede dar una pista de que están a punto de expirar.

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  • Refrigerados:

Así como alimentos muy importantes para nuestra nutrición deben mantenerse lejos del frío, existen otros tantos que se beneficiarán más de las bajas temperaturas para conservarse frescos. Las verduras de hojas verdes como la espinaca, la rúcula y el repollo; los frutos rojos como las fresas, los arándanos y las moras; verduras como los pimientos y pimentones, los diferentes tipos de calabacines, las setas y champiñones y los lácteos serán más duraderos y sabrosos si se mantienen refrigerados de forma adecuada.

Vale aclarar que cada uno de estos alimentos van en la nevera de formas diferentes; las verduras de hoja verde, por ejemplo, deben ser lavadas y escurridas antes de ser puestas en un recipiente hermético que las aleje de la humedad; las otras verduras solo se deben lavar antes de ser consumidas y deben estar separadas entre ellas por diferentes recipientes o bolsas, que deben tener espacios abiertos o pequeños rotos que permitan que la verdura no esté sellada por completo. Los lácteos deben mantenerse en los estantes superiores, donde la temperatura es más fría y estable que en otros lugares como la puerta del refrigerador y los estantes inferiores, reservados para comidas más procesadas como salsas, bebidas y condimentos.

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  • Congelados

Por último, pero no menos importante, están los alimentos que deben ser congelados si no se van a consumir de inmediato, entre ellos los más comunes son las carnes, el pollo y la comida de mar, pero también se pueden congelar verduras, sopas, panes y postres con los cuidados correctos.

Procura no congelar verduras que no hayan sido previamente cocinadas para no perder textura y sabor una vez descongeladas; entiende también que la congelación no es un proceso que pueda durar años, en el mejor de los casos, la carne de res, el pollo, los camarones y el pavo pueden durar hasta 12 meses congelados; pero el tocino, los embutidos y las preparaciones cocidas solo deben conservarse de 2 a 3 meses.

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