¿Valen la pena los ‘superalimentos’ y la comida orgánica?
Existen dos tendencias predominantes en el área de la nutrición en la actualidad: los alimentos orgánicos y los “superalimentos”. Nuestros especialistas de cabecera, los medios de comunicación y hasta las redes sociales nos inundan de información sobre los milagrosos beneficios de diversas comidas que pueden tanto llevar generaciones en nuestras despensas como ser completamente desconocidas para nosotros.
Lo que no suelen contarnos sobre estas opciones nutricionales y de lo que todos nos terminamos enterando más temprano que tarde es que muchos de estos alimentos son bastante costosos, por lo que todos nos hemos preguntado alguna vez: ¿valen realmente la pena?
No todo lo que brilla es oro
Lo primero que debemos entender es que las tendencias de cualquier tipo suelen venir como una oleada desproporcionada y confusa de información, por lo que antes de sacar la tarjeta, es mejor respirar profundo y hacer uso de la mesura.
Es innegable que dentro de todo este boom de los superalimentos existen propuestas muy buenas e innovadoras, pero tampoco debemos dejarnos deslumbrar por un influencer o una campaña publicitaria; existen clásicos que nunca podrán ser reemplazados en términos nutricionales y de economía. Imaginamos lo lujosa que se debe sentir una cena con salmón parrillado, quinoa y kale tostado, pero una buena ensalada de pollo o una deliciosa tortilla de huevos suplirán tus necesidades nutricionales y te ahorrarán unos centavos a final de mes.
Como bien sabes, en QuiroVida amamos el equilibrio, por lo que estamos completamente a favor de probar y descubrir, pero también nos encanta la idea de hacerle honor a los clásicos de la abuela.
Ahora, sobre la comida orgánica…
Dentro de la avalancha de información que existe alrededor de la comida saludable hay una categoría dedicada a los alimentos orgánicos, que son aquellos cultivados sin la intervención de químicos artificiales. Que esta comida sea o no saludable en términos de pérdida de peso está en entredicho, ya que es el mismo alimento con diferentes procedencias, pero los efectos que puede tener en otras dimensiones de nuestro bienestar general sigue siendo materia de investigación para infinidad de instituciones.
En lo que realmente la comida orgánica no tiene lugar a duda es en su impacto medioambiental en comparación a su homóloga; su producción está basada en el cultivo sostenible y natural, evitando el envenenamiento de los suelos y posibilitando una producción más natural. El problema de cara al mercado es que la comida orgánica requiere de una cuidado especial y dedicado, lo que implica la imposibilidad de cosechar en los mismos volúmenes de los alimentos tradicionales, esto, a su vez, implica costos más altos y escasez del producto.
Considerando que la comida orgánica puede valer en promedio más del 20% que el mismo alimento cosechado en masa, muchas personas se han visto obligadas a escoger entre economía y sostenibilidad muy a pesar de sus principios; pero tenemos buenas noticias si eres una de esas personas, gracias a diversos estudios se han podido determinar listas de los alimentos que suelen tener un mayor o menor uso de químicos y semillas modificadas, con esta información puedes priorizar los alimentos que definitivamente valen la inversión y otros que puedes comprar de forma tradicional.
Entre los mayores generadores de residuos químicos se encuentran frutas como la manzana, uva, fresa y durazno, y legumbres como la espinaca, el kale y el cilantro. Entre los menos transgresores están los aguacates, el maíz dulce, la piña y las papayas.
Cuestión de tiempo
La alimentación saludable es en gran parte una cuestión de tiempo, ya que los verdaderos superalimentos son los naturales, esos que requieren de esfuerzo e imaginación en la cocina para no hacerse cansinos. Vale la pena quizás hacer tu propia leche de almendras o incluso cultivar tus propias legumbres, así que te invitamos a no solo comprar por recomendación, lee, prioriza y apropiate de tu propia alimentación.
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