4 hábitos para evitar el dolor en las articulaciones

Seguramente todos hemos dicho o escuchado a alguien decir que su dolor de rodillas está cada vez peor, o que su hombro ya no era el mismo de antes o que desde aquella caída, su tobillo siempre duele bajo la luna llena. Los dolores articulares son una de las molestias más comunes en cuanto nos volvemos mayores, y también, lastimosamente suelen ser una de las menos tratadas.

Muchos asumimos que son las cosas de ir envejeciendo, y que poco podemos hacer ya por ese dolor desagradable que se va como llega cada tanto; pero lo cierto es que no tenemos que vivir la vida a pesar del dolor articular, pues existen tanto tratamientos como hábitos que nos pueden ayudar a contrarrestarlo y hasta eliminarlo.

1. Prepara tus articulaciones para el movimiento

Cuando estamos en reposo nuestras articulaciones se acostumbran bastante bien a la quietud, por lo que no es fácil para ellas volver a estar en movimiento. Antes de empezar nuestro día, e incluso después de largas temporadas de quietud, tómate un momento para darle movilidad a tus articulaciones.

Buscar explorar todo el rango de movimiento que tienen los hombros, los codos, las muñecas, las caderas, las rodillas y los tobillos con suavidad e intencionalidad; en menos de lo que canta un gallo ellas van a estar listas y suficientemente flexibles para enfrentarse a un movimiento más rápido o intenso sin exponerse fácilmente a una lesión.

2. Haz movimientos conscientes

El hecho de que nos preparemos con estiramientos o ejercicios de movilidad para movimientos más fuertes, no quiere decir que debemos bajar la guardia. Un simple paso en falso en un terreno desigual es suficiente para sufrir una dolorosa lesión, por eso, mantén la intencionalidad también en los movimientos cotidianos, pisa con calma, corre con fundamento y si quieres saltar, asegúrate que el impacto sea el correcto para no causar estrés en tus articulaciones.

Fíjate también muy bien en la forma en la que cargas pesos. Tus articulaciones son tus mejores aliadas para poder levantar cosas pesadas, pero también pueden ser las principales víctimas de un esfuerzo mal hecho o una mala postura.

Cuando levantes algo pesado, en lugar de doblar la columna, haz una sentadilla profunda, extiende los brazos, y acerca el peso lo más que puedas a tu tronco para que él te ayude a llevarlo, sé consciente siempre de tener tu espalda recta y no hagas el movimiento demasiado rápido; con esta técnica vas a prevenir muchas molestias a largo plazo.

3. Aliméntate pensando en tu salud articular

La alimentación es determinante en cada uno de los procesos de nuestro organismo y en la condición general de nuestro cuerpo. Cada grupo alimenticio tiene sus propiedades y aporta a distintas partes del cuerpo, y las articulaciones no son la excepción; para cuidar de ellas, debemos tener en cuenta dos tipos diferentes de alimentación, la antiinflamatoria y la que ayuda a la formación, mantenimiento y fortalecimiento del sistema musculoesquelético.

La dieta antiinflamatoria es una rica en grasas saludables y antioxidantes; los pescados azules, las verduras crucíferas, los frutos rojos y el té verde son unos de sus principales componentes.

Ahora, la alimentación que fortalece nuestro sistema musculoesquelético es una que tiene buenas cantidades de vitamina C y D, calcio y magnesio. Entre los alimentos que más aportes tienen en estos componentes están los frutos secos y las semillas, los cereales integrales, las hortalizas y el aceite de oliva.

Acompañar nuestra ingesta de una dieta saludable para nuestras articulaciones con el consumo suplementos de las vitaminas y minerales previamente mencionados también es una buena opción, aunque siempre consulta con un experto antes de empezar a hacerlo.

4. Ir al quiropráctico

Mejorar nuestros hábitos es una solución sencilla y directa para sentirnos mejor cada día, pero el acompañamiento de un profesional es tan indispensable como cualquier otra acción que tomemos en casa.

Para la salud de nuestro sistema nervioso y musculoesquelético, pocos profesionales nos darán una asesoría tan integral como un buen quiropráctico. Un tratamiento diseñado a tu medida puede ser el toque final para una vida sin dolores; consulta en centros especializados como QuiroVida para descubrir que sí se puede vivir sin dolor.

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