Dormir bien para vivir mejor

No nos cansamos de decirlo: los tres pilares del bienestar son la alimentación, el ejercicio y el descanso; pero aunque los trucos de nutrición los conocemos y las rutinas de ejercicio las hemos intentado, poco sabemos sobre la calidad del sueño y lo que pasa cuando no la tenemos.

En un mundo en donde las personas nos dividimos entre los que no nos podemos despegar de las almohadas y los que huyen de la cama como si fuera la peste, es necesario recurrir al equilibrio; como todo en la vida, el descanso también puede ser víctima de los excesos, así que más vale tener presentes unos trucos para no irnos ni para un extremo, ni para el otro.

Te puede interesar

 

       Las formas de autocuidado que quizás no conoces

           Problemas de sueño en los niños

Para los amantes de sus cobijas:

  1. Cuenta las horas: Dormir es necesario, pero hacerlo en exceso es perjudicial. Aunque no hay un acuerdo común, los expertos aconsejan entre 7 y 9 horas de descanso durante la noche para un adulto, por lo que si sabes que en cama la jornada se puede extender, ayúdate con una alarma en un lugar donde te tengas que levantar para apagarla y ponte una misión a primera hora de la mañana que te motive a iniciar el día; puedes escribir en tu diario, hacer ejercicio o sacar al perro, cualquier opción es buena para acostumbrar a tu cuerpo a decir “suficiente”.
  1. ¡Sí a las siestas!: si en cierto momento de tu día darías una mano por tomar una buena siesta ¡no te la niegues! Se ha comprobado que una siesta de entre 30 y 40 minutos es un break perfecto para retomar actividades fresco y con la mente reactivada, eso sí, ponte una alarma, si duermes más del tiempo recomendado, tu siesta se volverá un dolor de cabeza literal y causará un aletargamiento peor al que sentías antes de irte a dormir.

A los que no soportan sus camas:

  1. Prepara tu mente para el descanso: si te cuesta esfuerzo dormir, no te hagas la vida más difícil, evita actividades estimulantes como el ejercicio físico, el consumo de comidas pesadas, alcohol, cafeína y el uso de pantallas por lo menos de una a tres horas antes del momento en el que planeas ir a dormir. Si ni tu cuerpo ni tu mente tienen cosas que los hagan sentir a mil por hora, entonces será más fácil que se entreguen a los brazos de Morfeo sin poner resistencia.
  1. Hazte una rutina pro sueño: no vas a estar viendo la tele, ni comiendo ni entrenando antes de dormir, ¿entonces qué puedes hacer? ¡Fácil! Dedícate a hacer las cosas que predispongan tu mente y acostumbren a tu cuerpo a que pronto será la hora de descansar; algunas buenas opciones son una hora de lectura, una buena ducha con limpieza facial y dental o un poco de meditación; si empiezas a ver estas actividades como momentos sanos y entretenidos contigo mismo, dejarás de sacar excusas para dejar de hacerlas y sentirás mayor bienestar y descanso.

No ganas más durmiendo menos

Sabemos que la vida es emocionante y que a veces el tiempo se siente demasiado corto, pero para realmente disfrutar del mundo y sus placeres, estar debidamente descansados nos hará muchísimo más receptivos y propositivos que cuando llevamos a nuestro cuerpo al límite para no perdernos de nada.

Tanto la privación del sueño como el exceso del mismo están relacionados con condiciones físicas y mentales graves como la obesidad, la depresión, fallas cardiacas, presión alta y la reducción de las funciones del sistema inmune. Solo se necesita un par de días de poco descanso para empezar a tener serios problemas de memoria, estado de ánimo y capacidad de reacción y aprendizaje; yendo aún más lejos en el tiempo, los síntomas pueden llegar a causar alucinaciones, paranoia y hasta la muerte.

Disfrutar la vida también se trata de hacer lo mejor de cada uno de sus momentos; una rutina balanceada entre la cantidad apropiada de descanso, nutrición y movimiento se traducirá en más años de vida y mejor salud para explorar mejor tu potencial y el de todo a tu alrededor.