6 prácticas para cuidar nuestra mente desde la psicología positiva

La semana pasada te contábamos sobre la psicología positiva y cómo está revolucionando la forma en la que entendemos la salud mental; hoy queremos que toda esa teoría la lleves a la práctica, por lo que te enseñamos algunos ejercicios para hacer de tus fortalezas el motor para conquistar tus metas.

1. Identifica tus fortalezas y qué hacer con ellas

El alma de la psicología positiva es el reconocimiento de nuestras fortalezas y el aprovechamiento de las mismas para mantenernos sanos, felices y en pro de nuestras metas, por lo tanto, el primer paso lógico para abordar esta ciencia es reconocer en qué somos buenos y cómo estas virtudes pueden servirnos y servir a los demás.

Según el padre de la psicología positiva, Martin Seligman, existen 24 fortalezas que pueden determinar el positivismo de una persona, lee sobre ellas y por medio de una buena sesión de introspección, identifica cuáles son las que se manifiestan de forma más intensa en ti, para a partir de ese reconocimiento descubrir cómo pueden hacerte mejor y más feliz cada día.

2. Una sorpresa en cada rincón

El bienestar no solo está en nosotros como individuos, la salud y felicidad de las personas que nos rodean también nos influyen y fortalecen, no es gratuito que uno de los pilares de la felicidad según Seligman sean las relaciones positivas, por lo que para recibir una buena influencia de nuestro entorno, debemos ser una fuente de buenas emociones nosotros mismos.

Una sorpresa en cada rincón es una práctica bastante sencilla con la que a partir de un pequeño escrito “escondido” en un lugar donde pueda ser encontrado por su destinatario, podremos decirle las cosas por las que nos sentimos agradecidos de tenerlo en nuestra vida, y así alimentar el ciclo de cariño y apreciación mutua.

3. Vacaciones diarias

¿Por qué nos hacen tan felices las vacaciones? ¿Qué hacemos durante ellas para que nos den tanto bienestar? Respóndete estas preguntas y empieza a planear “pequeñas vacaciones” todos los días, reconecta con tus amigos, ve sin culpa por esa comida que tanto te gusta o siéntate a leer un buen rato; una hora de vacaciones cada 24 no parece mucho, pero puede hacer maravillas por tu mentalidad y motivación.

4. ¿Qué tan altruista eres?

No es solo una cuestión de darte palmadas en la espalda para hacerte sentir bien a ti mismo, el altruismo es una de esas cosas en las que nunca sabemos decir a ciencia cierta si hacemos lo suficiente o no, lo que conlleva a sentimientos de culpa que son innecesarios, y que en el peor de los casos puedes remediar tomando acción inmediata.

Anota al final del día los actos desinteresados que llevaste a cabo, reflexiona sobre ellos y define si te hace bien lo que estás logrando o podrías dar un poco más de ti, ¡también se vale descubrir que necesitas un poco más de tiempo y esfuerzo en ti mismo!

5. Cuenta las ausencias que no tienes

A veces las personas nos enfocamos demasiado en lo que no tenemos, ¿pero qué pasa con lo que sí tenemos? Piensa en la vida sin algunas cosas que hoy das por sentadas, una vida sin un techo sobre tu cabeza o sin el apoyo de tu familia, seguiría siendo una vida valiosa e interesante, pero probablemente te perderías de cosas y personas maravillosas que hoy sí que te hacen feliz.

Contar nuestras “ausencias no ausentes” es una forma de despertar nuestra gratitud y de recordarnos que el presente es un regalo del que debemos participar de forma activa.

6. Cuando una puerta se cierra otra se abre

La psicología positiva no quiere tapar el sol con un dedo, es inevitable que en la vida nos encontremos con un rechazo cada tanto, pero lo que hacemos con ese rechazo es lo que realmente muestra lo mejor de nosotros. Una negativa es la apertura a un montón de posibilidades nuevas.

Para este ejercicio piensa en una situación del pasado que no salió como esperabas y las acciones que tomaste y las que se desencadenaron de ella, seguro aprendiste y te adaptaste, por lo que ahora estás en tu presente más fuerte que nunca y con un par de cosas buenas que no te podrías haber imaginado.