¿Influye el bienestar laboral en nuestra salud general?

Uno de los ámbitos más importante en la vida adulta de una persona es su empleo, se estima que poco menos de un tercio de nuestra vida la dedicamos a trabajar, así que lo que hacemos durante este tiempo, tanto en términos de labores productivas como medidas de autocuidado, es determinante para la forma en la que viviremos las otras dos partes de nuestra existencia.

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En tiempos actuales de teletrabajo, de empresas ultra competitivas y globalizadas, e industrias del servicio y el entretenimiento que operan en horarios extendidos, los límites entre el trabajo y la vida personal se pueden desdibujar muy fácilmente para los empleados, por esto, es vital aprender a identificar cuándo el trabajo se ha vuelto tan imperativo que no deja tiempo a nada más, para respirar profundo, dar un paso atrás y buscar un poco de perspectiva.

Un círculo virtuoso

En los últimos años se nos ha venido implantado un chip que nos hace creer que trabajar bien es trabajar sin descanso, cuando los valores que realmente nos hacen invaluables como trabajadores son la integridad, la creatividad, ¿y por qué no? La capacidad de discernimiento.

Encontrar el delicado equilibrio que lleva al bienestar laboral es indispensable tanto para ser productivos como para sentirnos mejor en términos generales; después de todo, esto es un círculo virtuoso: si estamos sanos tenemos la energía y la capacidad de hacer las cosas bien, y al hacer las cosas bien tenemos los espacios y herramientas para mantenernos sanos.

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En términos prácticos esto significa que debemos identificar cómo nuestro trabajo puede afectar nuestra salud y qué medidas podemos tomar para mitigar los riesgos y efectos de estas situaciones adversas; según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estas son las condiciones más comunes asociadas a los ambientes de trabajo.

  • Enfermedades profesionales causadas por la exposición a agentes, que abarcan los químicos como el arsénico o plomo, los físicos como el ruido, vibraciones o temperaturas extremas y los biológicos como las enfermedades infecciosas o parasitarias.
  • Enfermedades profesionales según el órgano o sistema afectado, entre los que están el sistema respiratorio por la inhalación de compuestos perjudiciales, la piel por contacto con agentes irritantes, el sistema musculoesquelético por movimientos repetitivos o posturas atípicas sostenidas en el tiempo y las condiciones mentales desencadenadas por el síndrome de estrés postraumático.
  • Cáncer profesional, que está también fuertemente ligado a la exposición y manipulación de agentes de riesgo.

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Las medidas necesarias

Después de identificar los posibles factores de riesgo, es necesario comprender que el bienestar laboral depende tanto de nosotros como trabajadores como de nuestro empleador; si sientes que las condiciones en las que estás operando no son sanas o te exponen a riesgos, el primer paso es levantar la mano, la responsabilidad corporativa es tan indispensable como tu ética profesional, no temas expresar tus inquietudes, lamentablemente existen millones de personas que solo pudieron alzar la voz cuando ya había un daño importante en su calidad de vida.

Ahora, puede pasar que incluso cuando la compañía se encarga de proveer todos los materiales y herramientas para tener un buen bienestar laboral, seamos los mismos empleados los que nos metemos en situaciones incómodas o riesgosas para destacar o cumplir objetivos difíciles; para no caer tú mismo en esta situación, quédate muy atento a tus acciones:

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  • Cumple con los reglamentos y directrices sobre las mejores prácticas para desempeñar tu trabajo, aprovecha los elementos que te proveen y lleva a cabo el debido proceso siempre.
  • Come en horas regulares, nada de saltarte el almuerzo para terminar el informe, ten un horario claro para tus comidas y ten el compromiso de honrarlo.
  • Hidrátate, una botella de agua cerca siempre será una buena forma para mantenernos hidratados, regular nuestra temperatura y prevenir los primeros signos de la deshidratación que incluyen dolores de cabeza, confusión y falta de concentración.
  • Realiza pausas activas, ve por un tentempié, haz un poco de estiramiento, ponte al día con un colega; diversificar la mente ayuda a la creatividad y a la motivación.
  • Practica técnicas de relajación, ya sean ejercicios de respiración, una breve meditación guiada o incluso una pequeña caminata, te sorprenderás a ti mismo encontrando soluciones o nuevas perspectivas a problemas que no lograbas solucionar sentado en el escritorio.
  • Destina un horario fijo para realizar tus tareas, cúmplete con tus horarios y honra tus descansos, llénalos de actividades diferentes que impliquen movimiento, interacciones sociales, descubrimiento de cosas nuevas; la vida es corta, pero tiene mucho por mostrar, no te atasques en la rutina y el sedentarismo.
  • Levanta la mano cuando sientas que tu capacidad de trabajo está alcanzando el límite, hacer más no es hacerlo mejor; por el bien de los mejores resultados no temas defender un foco más pequeño para lograr una productividad más grande.

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