¿Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando dejamos ciertas comidas?
Segunda parte: La sal en los ultraprocesados
La semana pasada en nuestro blog les contamos acerca del azúcar refinada y los efectos de su exceso y su ausencia en nuestro organismo, hoy el turno le llega a la sal en los ultraprocesados, un tipo de comida altamente artificial, que parece práctica, rápida y sabrosa, pero que a largo plazo puede terminar costándonos mucho más que unos minutos extra en la cocina.
¿Qué es un ultraprocesado?
Muchas más cosas de las que imaginamos caben dentro de la categoría de ultraprocesados, así que si en algún momento no estás seguro si estás consumiendo o no una comida de este tipo, hay varios factores delatores que te pueden ayudar:
- Son comidas fabricadas de forma masiva.
- Suelen venir empaquetadas y tienen un largo tiempo de vida para ser consumidas
- Sus listas de ingredientes son largas o tienen nombres largos y extraños.
- No son balanceadas en sus componentes, por lo que tienen altos niveles de grasas saturadas, azúcares, sodio o todas las anteriores al mismo tiempo.
Teniendo mejor identificados los ultraprocesados, podríamos ponerlos en tres categorías: los que son altos en sodio, los que son altos en grasas saturadas y los que son altos en azúcar; pero, por lo general, ninguna comida ultraprocesada viene con uno solo de estos excesos, por lo que sus efectos tienen una amplia gama de consecuencias, desde cada uno de sus componentes nocivos.
Como la semana pasada hablamos de los efectos de una dieta con altos volúmenes de azúcares refinadas, en esta ocasión nos iremos al otro lado de la balanza y nos enfocaremos en las consecuencias del exceso de sal o sodio.
El exceso de sodio
La sal ha sido uno de los alimentos más importantes en la historia del hombre, ella ha influido en prácticas culturales y de cuidado de los alimentos desde tiempos antiguos, y hasta ahora es uno de los pilares de nuestra nutrición.
A pesar de que actualmente se le conoce más por lo peligrosa que puede ser en exceso, la sal tiene un importante rol en nuestro cuerpo y su ausencia total puede de hecho causar serios problemas de salud; ella ayuda a regular la expulsión de líquido de nuestro organismo, favorece la digestión y puede ser determinante para el funcionamiento correcto del sistema nervioso, el problema, es que su poderosa capacidad para resaltar el sabor de las comidas, ha hecho que muchos abusen del que es en realidad un ingrediente natural y necesario.
Una dieta con un alto nivel de sal puede causar condiciones como hipertensión arterial, problemas cardiacos y cerebrovasculares, daño renal y hasta ciertos tipos de cáncer como el gástrico o el colorrectal; la OMS considera que el consumo ideal de sal en un adulto durante un día es tan solo de 5 gramos, solo como referencia, un paquete de frituras puede tener más de 100.
Si alcanzamos unos niveles más balanceados en la ingesta de sodio, nuestro cuerpo va a empezar a optimizarlo para:
- Reducir la presión sanguinea: el exceso de sal hace que el cuerpo no regule bien sus líquidos y los retenga, causando mayor flujo de sangre y por lo tanto mayor presión en el sistema circulatorio, al empezar a consumirla en menores cantidades este efecto se revertirá considerablemente sino por completo.
- Reducir el riesgo de enfermedades cardiacas y cerebrovasculares: la hipertensión está directamente relacionada con este tipo de condiciones, por lo que al reducirse o eliminarse la primera también se reducen o eliminan las segundas.
- Vas a dejar de acumular líquidos: los riñones intentan controlar el exceso de sodio con agua, a mayor sodio consumido, más agua retenida; reducir el consumo de sal, reduce el peso e inflamación causados por los líquidos retenidos en nuestro cuerpo para contrarrestarla.
- Puede reducir tus dolores de cabeza: si sufres de dolores de cabeza a los que no les has podido encontrar razón, tu consumo de sal puede tener que ver con ello; un estudio de 2014, realizado por la Universidad John Hopkins, descubrió que las personas que redujeron el consumo de sal en sus dietas sufren menos dolores de cabeza que las personas que no lo hicieron, la razón aún es desconocida, pero los resultados fueron determinantes.
Otras formas de poner sabor
Reducir nuestro consumo de sal puede abrirnos las puertas a alternativas interesantes, deliciosas y sencillas de diversificar nuestra dieta; algunas recomendaciones que te pueden servir es explorar otras especias, hierbas aromáticas y aderezos sin sal que le den un toque nuevo a tus comidas, leer la información nutricional de los alimentos precocidos, preparar tus comidas siempre que puedas, en caso de ser inevitable el uso de comidas con alto sodio lavarlas para eliminar la mayor cantidad de sal posible, escoger aperitivos sin sal como zanahorias, apio, frutos secos o semillas y en restaurantes elegir comidas que tengan menos posibilidades de ser altas en sodio o ingredientes ultraprocesados.
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