¿La dieta y el ejercicio no están funcionando? Revisa estos hábitos

Haces ejercicio con la rigurosidad de un atleta y cuidas tu alimentación con la disciplina de un monje, pero aun así no ves los resultados que esperas frente al espejo y en la balanza. Perder peso es uno de los objetivos físicos más comunes entre las personas y la fórmula para lograrlo que se nos ha enseñado desde hace décadas es la que conforman una buena nutrición y actividad física constante.

Aunque estos dos elementos son realmente indispensables en nuestro cuidado físico y nuestro bienestar en general, lamentablemente no son los únicos hábitos que determinan nuestros resultados, existen otras prácticas que influyen mucho más de lo que imaginamos, aunque no seamos conscientes de ellas.

Comprar todas las marcas “saludables” del mercado

Si hay algo que podemos encontrar por montones en los supermercados y tiendas son las alternativas saludables a comidas que se consideran poco sanas: leches que no son leche, carne que no es carne, bebidas sin azúcar que son más dulces que las que sí la tienen.

Estas opciones aunque no del todo malas, tampoco son tan maravillosas como parecen; muchas de ellas, para poder llegar al sabor que intentan reemplazar, se convierten en comidas ultraprocesadas con más químicos que nutrientes, haciendo que en lugar de hacerte perder peso, lo ganes, e incluso sufras de otros efectos colaterales como niveles altos de azúcar.

Antes de caer en la tentación de las comidas light, asesórate de un experto y revisa los ingredientes: entre menos sean y más fáciles sean de pronunciar, mejor, y recuerda que la respuesta más simple suele ser la correcta: ve por lo natural; quizás sea incluso más conveniente darte un gusto de vez en cuando que mantener en tu dieta regular un alimento que poco alimenta

Tener malos hábitos de sueño

Hoy te duermes a las 10 y mañana a las 2 o te duermes con la tele “arrullándote” o quieres desatrasar la falta de sueño de la semana con una maratón de 12 horas durante el fin de semana, cualquiera de estos casos son ejemplos de una mala higiene del sueño.

El descanso, aunque menos reconocido, es igual de importante que la alimentación y el ejercicio en muchas dimensiones de nuestro bienestar incluyendo la regulación de nuestro peso. Para entender cómo lo afecta, debemos saber que nuestro cuerpo es básicamente una máquina que requiere de ciertos ciclos para funcionar bien, el ciclo de descanso es uno de los más importantes, pero no solo se trata de la cantidad de horas, sino de la calidad de estas.

El sueño tiene diferentes etapas de profundidad con diferentes efectos en nuestro organismo, dormir muy poco o de forma desorganizada, no permite el desarrollo correcto de estas etapas, por lo que no se logran los efectos que estas tienen en nuestro cuerpo; de acuerdo con el Diario de la Sociedad Americana de Médicos (Journal of the American Medical Association) una rutina de sueño disruptiva a largo plazo aumenta el riesgo de desarrollar síndrome metabólico, un desorden que es la combinación de la diabetes, la hipertensión y la obesidad.

Un cheat day “todo lo que puedas comer”

El tema de las recompensas por un trabajo bien hecho es uno que se usa mucho en el mundo del fitness a través de los cheat days, un día a la semana en el que te puedes dar el gusto de comerte esa hamburguesa que tanto te gusta o el postre con el que hace tiempo no te deleitas.

El problema de estos “días de trampa” es que se pueden convertir en un verdadero festín y pueden mandar en picado todo el esfuerzo de la semana; si te conoces, y sabes que todo se puede salir de control fácilmente en uno de tus días de recompensa, planea bien tu itinerario de comidas, así, una salida a almorzar no se convierta también en una media tarde de postre y una noche de tragos. Nos encanta que te des gusto, pero en la moderación está la clave, así que un antojo a la vez y todo lo demás bajo control.

Moverte solo durante tu rutina de ejercicio

Vas al gimnasio cinco días a la semana y entrenas duro, pero luego llegas a casa o a la oficina a sentarte por horas a ver la tele o revisar tu Instagram; si este es tu caso, te estás poniendo en movimiento, sí, peor no lo suficiente.

Tanto la ingesta como la quema de calorías es algo que hacemos durante todo el día todos los días, pero hay actividades mucho más demandantes que otras, por lo que si quemamos 1000 calorías después de la cena, pero no quemamos más de 200 el resto del día, no habrá dieta balanceada que pueda mantenernos en un peso saludable.

Para apoyar tus rutinas de ejercicio asegúrate de tener una rutina diaria que te mantenga activo, acciones cotidianas como mantener tus ambientes limpios, levantarte cada 45 minutos del escritorio, elegir las escaleras en lugar del ascensor y pasear al perro son excelentes estrategias para sacarte de la rutina sedentaria de nuestras vidas laborales o domésticas; motívate cambiando de ruta y de quehacer cada día y recuérdate que el movimiento debe estar a todas las horas, no solo a la hora de entrenar.