Soltar para recibir
Durante nuestro tiempo en la tierra, los seres humanos nunca hemos parado de aprender; hemos logrado hitos increíbles, pero también hemos cometido errores y nos hemos encasillado en un montón de conceptos sobre lo que deberíamos ser y lo que deberíamos proyectar. Algunas construcciones colectivas como lo que es el éxito y la prosperidad, han maltratado nuestra individualidad y nuestra libertad, hasta el punto de hacernos esconder detrás de sus fachadas, inseguridades, ansiedad y dolor.
El tener o el hacer por encima del ser, han causado una desazón en los seres humanos que ha derivado en una verdadera crisis de salud mental a escala mundial, por lo que desde áreas como la psicología y el bienestar, se empiezan a marcar las pautas para una vida más armoniosa con nosotros mismos y los demás, es de estos nuevos aprendizajes que llega el dejar ir o soltar.
Una cuestión de ego
- Los seres humanos nos aferramos a las cosas porque estamos programados culturalmente para hacerlo, desde muy pequeños nos enseñan a ser perseverantes, aguerridos, a no aceptar un no como respuesta; si a eso le agregamos un mercado y unos medios de comunicación que nos inundan con la idea de que poseer esto o aquello, nos hace eso o lo otro, tenemos una receta letal para nuestro ego y nuestra autoestima.Conservar la belleza, aparentar una relación estable, andar en cierto automóvil y frecuentar ciertos lugares, así los tratamientos sean dolorosos, así la relación nos haga infelices, así no podamos pagarlos; el mensaje es claro: es mejor aparentar que ser, ¿pero lo es realmente? Al final del día es a nosotros mismos a quiénes tenemos que rendirles cuentas sobre lo que estamos haciendo con nuestras cortas vidas y cuánto nos cuesta en términos de felicidad y tranquilidad.hasta la fecha.
Aprender a soltar y su hermano aprender a discernir
No podemos negar que existen muchas cosas que toman tiempo y esfuerzo y que valen la pena, pero para entender el delicado equilibrio entre cuándo hacer y cuándo no, debemos valernos del poder de discernimiento.
Discernir es saber distinguir qué merece un esfuerzo extra, cuál es el verdadero objetivo detrás de nuestras metas, para quién hacemos las cosas que hacemos, las consecuencias que estas acciones tienen en nosotros mismos y nuestro entorno, y quizás la más importante, si tenemos realmente las herramientas y hasta el derecho de continuar con nuestros planes.
Si, por ejemplo, deseas mucho la compañía de cierta persona, debes entender que su reciprocidad a tus sentimientos son un límite inquebrantable para el respeto del otro y la buena convivencia; si el caso es que estás a punto de obtener un empleo en la empresa de tus sueños, tu ética profesional debe ser la brújula que te indique hasta dónde puedes llevar tus esfuerzos. No lograr algo nunca será una derrota si tus principios y el bienestar de todos no fueron comprometidos en el proceso.
Cuando unimos el poder de discernimiento con la capacidad de soltar, estamos obteniendo un arma poderosísima para llevar una vida sin arrepentimientos y abierta a las oportunidades y los regalos que nos da la vida sin siquiera pedirlos. Cuando renunciamos al control de cada situación, nos abrimos a nuevas perspectivas y posibilidades que suelen venir con sorpresas que no podremos recibir si tenemos las manos ocupadas tratando de sostener lo insostenible.
¡A la práctica!
Sabemos que es más fácil decir que hacer, y cuando se trata de aprender a soltar, estamos hablando de combatir décadas de discursos sociales que nos impulsan siempre a la apariencia y el egocentrismo; pero siempre podemos empezar, caer, y volver a levantarnos, pues esta es una de esas situaciones en las que sí que vale la pena perseverar.
Una opción buena para empezar a soltar de forma práctica es dejar tus angustias y tus ambiciones plasmadas en un papel, eso las saca de tu mente y te reenfoca en otras cosas; otra posibilidad es usar mantras para cuando sientas que recaes en la necesidad de atender a las expectativas de los demás por encimas de las tuyas; la meditación es otra excelente herramienta y hasta los hobbies que te sacan de tu cabeza por un rato y te permiten oxigenarte como los deportes o las manualidades.
Si decides que vale la pena perseverar por algo, que sea algo que te da paz, que te enriquezca en la medida que vas trabajando en ello, recuerda la máxima del discernimiento: si puedes hacer algo, hazlo y deja que tus acciones te den resultados, si no puedes hacer nada, suéltalo, la vida tendrá muchas otras cosas en las que sí te puedes ocupar.
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