4 formas de manejar y hasta aprovechar la ansiedad

La tensión de repente es insoportable, el corazón se acelera, sientes que algo terrible está a punto de pasar, sudas, tiemblas, tu respiración es caótica, tus pensamientos van a mil por hora y no los puedes controlar; estas son algunas manifestaciones clásicas de la ansiedad.

Aunque en los últimos tiempos se ha asociado más a una enfermedad – que sí que puede llegar a serlo – por lo general, la ansiedad es una respuesta evolutiva del ser humano a las situaciones en los que se siente un peligro cercano; su objetivo es disparar nuestro instinto de huir o atacar, causando un enfoque extremo en la amenaza por parte de la mente, y una preparación física para hacer un movimiento rápido por parte del cuerpo.

La ansiedad ha sido muy útil para la evolución del ser humano, especialmente hace siglos, cuando huir o atacar eran realmente las únicas dos opciones posibles para la supervivencia; pero en estos tiempos modernos, cuando el acecho de un león es una posibilidad lejana, la ansiedad se ha traslado a nuevos territorios, causando estragos en el bienestar de las personas.

Si en algún momento has sentido o sueles sentir algún tipo de ansiedad, sabes lo imponente y debilitante que puede llegar a ser, por eso, hoy te contamos formas prácticas de darle a la ansiedad el lugar y el nivel correcto que debe tener en tu vida.

1. Piénsalo bien, no mucho

Sabemos que suena un poco contraintuitivo pedirte que pienses todavía más en lo que ya te está carcomiendo la mente desde hace horas, pero no se trata de la cantidad de tus pensamientos sino la calidad de ellos, reflexiona sobre tu amenaza ¿Qué tan seria es? ¿Qué consecuencias tiene? y la pregunta más importante ¿Qué puedes hacer para cambiar el curso de las cosas?

Si puedes hacer algo, hazlo o planea hacerlo en el momento correcto, después de eso, deja al tiempo hacer lo suyo; si no puedes hacer nada, con mayor razón suéltalo, haz las paces con la inevitabilidad de ciertas cosas y enfócate en las formas en las que puedes estar en paz con tu presente; esto último no es nada fácil, pero puedes intentar usar un mantra que acalle los pensamientos rumiantes, o puedes intentar las otras opciones que te daremos más adelante.

Una buena práctica para pensar las cosas bien sin pensarlas de más es la escritura, plasmar tus inseguridades e incluso tus planes en el papel te va a quitar un peso de encima y le va a dar a tu mente espacio para otras cosas.

2. Ocúpate en otras situaciones o intereses

Si una vez analizada la causa de nuestra ansiedad, descubrimos que es una situación que requiere de medidas a largo plazo y que poco o nada lograremos desgastándonos en el presente, tendremos que empezar a lidiar con los pensamientos que van a intentar colarse en nuestro día a día, para esto, una buena práctica es la distracción, pero en este truco hay una pequeña trampa, porque no todas las distracciones son buenas.

Por algún motivo extraño la ansiedad suele consolarse con hábitos bastante dañinos, los atracones de comida y el exceso de redes sociales son algunos de ellos; estos suelen funcionar por un tiempo, pero una vez acabada la maratón, nos dejan sintiéndonos más vacíos que nunca.

Una mejor opción es aferrarnos a nuestros hobbies favoritos, dedicarle una tarde a los amigos o practicar el deporte que nos gusta; otra posibilidad es aprender algo nuevo, algo que nos apasione y demande nuestra atención por un buen rato.

3. Trátate con paciencia

El aprender a controlar nuestra ansiedad es un proceso que funciona en olas, para bien y para mal, la naturaleza humana es voluble, aprende y desaprende con facilidad, así que en caso de ansiedad, no empeores la situación menospreciando el proceso que llevas; por más que recaigas, cada día tendrás más conocimiento y más herramientas para levantarte de nuevo y por temporadas más largas. Sigue aprendiendo y construyendo, de verdad vale la pena.

4. Busca ayuda profesional

Aunque la ansiedad nos afecta a todos, no nos afecta de la misma forma; si ves que tus sentimientos de ansiedad van más allá de las manifestaciones clásicas o no se curan con los trucos y las acciones que te proponemos, no temas buscar ayuda profesional.

La calidad de vida es más importante que los prejuicios, además ninguna recomendación podrá reemplazar la experticia de un profesional, que puede darte herramientas especializadas, pensadas para que vivas el presente en paz y al máximo.