Una caminata hacia el bienestar

Lidiar con el tráfico es quizás una de las experiencias más estresantes de nuestra cotidianidad; las calles de las ciudades latinoamericanas cada vez tienen más autos y menos espacio para contenerlos, por lo que muchas personas vivimos a diario trayectos extenuantes que hace algunos años se hacían en pocos minutos.

El problema no solo radica en que muchas personas deban recorrer grandes distancias en poco tiempo, el verdadero lío es que cada vez más de ellas, optan por tomar el automóvil para hacer recorridos cortos o llevar a cabo tareas que no requieren de mucho esfuerzo o no tienen restricciones de tiempo.

Escoger cada vez que sea posible caminar en lugar de tomar cualquier otra forma de transporte no solo es un acto ecológico y económico, es también una acción revolucionaria para nuestro bienestar.

¿Existe alguna razón para no caminar?

Pasar mucho tiempo conduciendo o en transporte público afecta nuestra calidad de vida de diversas formas: el tiempo que nos gastamos yendo de un lugar a otro es tiempo que dejamos de invertir en compartir con nuestros seres queridos o en construir buenos hábitos, además, el sedentarismo y el estrés de las largas horas de espera en el tráfico empeoran tanto nuestra salud física como la mental.

Del otro lado de la moneda está lo que pasa cuando elegimos caminar siempre que nos sea posible; el movimiento constante nos fortalece y nos hace más flexibles, la mente se despeja y diversificamos nuestro panorama, además:

  • Caminar produce quema calórica: una buena caminata cada día te ayudará a mantener un peso saludable mientras te ocupas de tus quehaceres cotidianos.
  • Tu sistema cardiovascular se fortalece: las caminatas regulares están vinculadas con la salud del sistema circulatorio, la reducción de la presión sanguínea y el fortalecimiento del corazón.
  • El sistema musculoesquelético se mantiene flexible: el movimiento constante que hacemos al caminar es un ejercicio de bajo impacto que puede promover una densidad ósea sana, previniendo enfermedades como la osteoporosis.
  • Mejora la digestión: caminar estimula los músculos del abdomen y los pone en movimiento, previniendo condiciones como la constipación y mejorando la salud del sistema digestivo en general.
  • Disipa la sensación de ansiedad y mejora las funciones cognitivas: los estímulos de un ambiente tranquilo y controlado hacen que nuestra mente se despeje y no se exponga al declive mental que es detonado por situaciones de estrés prolongadas.

Cómo, cuándo y dónde

Si decidimos caminar tenemos frente a nosotros un mundo de posibilidades: nosotros definimos la ruta, el ritmo, la velocidad y no vamos a depender de tantas variables ajenas a nosotros mismos para poder lograr nuestro objetivo; aún así, sabemos que con nuestras agendas y nuestras rutinas, algunas veces caminar no parece la mejor opción, pero eso no es nada que un poco de ingenio no pueda solucionar.

Si sientes que para cada uno de tus compromisos es inevitable usar un medio de transporte motorizado revisa tus hábitos, quizás te estés complicando más de lo necesario:

  • Busca hacer tus compras en el sector en el que resides: comprar local es ayudar a tus vecinos y al medio ambiente.
  • Explora diferentes actividades de ocio o bienestar en la zona: fíjate en los gimnasios, canchas, espacios culturales y de entretenimiento que se encuentran lo suficientemente cerca para ir y regresar caminando, te sorprenderás de todas las cosas de las que te estabas perdiendo dentro de tu propia comunidad.
  • Programa con tiempo tus pendientes para que no tengas que salir a última hora y debas tomar transporte: en muchos casos descubrirás que si sales con buen tiempo, te puedes tardar lo mismo o menos que si te hubieras adentrado en el tráfico de la ciudad.
  • Sal solo porque sí: no tiene que haber un motivo específico para salir a caminar, salir a la deriva puede convertirse en un ejercicio de meditación y exploración que seguro querrás incorporar en tu rutina.

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Caminata ideal

Dicen los expertos que una caminata ideal debe ser por lo menos de 30 minutos, en esa cantidad de tiempo seguro puedes abarcar un buen trecho de tu comunidad o quizás incluso alcances a llegar a tu lugar de trabajo a un sitio al que te gusta ir periódicamente.

Ponte el cronometro y mide hasta dónde puedes llegar en 30 minutos de caminata, adquiere el hábito, seguro descubrirás que cada vez llegas más lejos, conoces cosas nuevas y tienes una mejor relación contigo mismo, con tu cuerpo y con el tráfico de la ciudad.