¡A nadar! Un gusto para ti y un bien para tu espalda

Nadar es indiscutiblemente una de las actividades físicas más placenteras: el agua refresca, relaja y recarga energías; además, estamos hablando de uno de los deportes que trabajan de forma más integral todo nuestro cuerpo, causando pocos o ningunos efectos nocivos, aun cuando se practique de forma frecuente. Si todas estas ventajas no te convencen de alistar el traje de baño, ésta seguro lo hará: está comprobado que la natación previene y alivia el dolor de espalda.

El simple hecho de poner tu cuerpo bajo el agua libera hormonas directamente relacionadas con el bienestar como la endorfina, esto hace que tu sistema nervioso se relaje y suelte las tensiones musculares que puedes estar llevando a causa del estrés o las malas posturas; al flotar o nadar, el agua soporta tu peso, lo que elimina la presión en tus articulaciones; además, la natación incrementa la resistencia física y ayudar a construir músculo en todo el cuerpo, incluyendo áreas que rara vez ejercitamos y que ayudan a la estabilidad y soporte de la columna vertebral.

Algunos consejos

Aunque la natación “es más buena que el pan”, como cualquier actividad física, tiene su arte; para evitar una lesión o una mala experiencia, aquí van unas recomendaciones que te harán aprovecharla al máximo.

1. Inicia despacio

Si apenas vas a iniciar a tocar el agua, ve de menos a más, el simple hecho de caminar dentro de ella ya viene con grandes beneficios, por lo que unas largas caminatas serán relajantes y provechosas; si quieres ir por más, puedes intentar una buena sesión de aeróbicos acuáticos o directamente empezar a explorar diferentes estilos de nado.

2. Consulta a un experto

En todos los deportes, la postura y la forma son vitales para no sufrir lesiones, la natación no es la excepción; apóyate en unos ojos expertos que revisen y corrijan tu ejercicio, ya que, por más beneficioso que sea nadar, una mala brazada o patada puede empeorar lo que estabas intentando arreglar.

3. Hay estilos de estilos

Algunos estilos de natación son más demandantes que otros; si ya sufres de la columna o apenas estás adquiriendo condición física, es mejor comenzar con estilos como libre y espalda, estos no requieren de un arco tan profundo como el nado de mariposa o pecho, pero sí pueden venir con otro riesgo potencial: problemas de disco por la rotación de la columna.

4. ¡Equípate!

Para prevenir la amenaza que viene con la torsión que hacemos al intentar tomar aire, cómprate un buen snorkel que evite que tengas que salir constantemente del agua para hacerlo; esta herramienta te hará nadar más cómodo y te ayudará a enfocarte en tu postura y tus movimientos para no sufrir ninguna otra lesión.

5. Si nada de lo anterior funciona, ve a terapia

Un tratamiento poco conocido pero muy beneficioso es la terapia acuática. Si sientes que la natación no es lo tuyo, pero no te quieres perder de sus beneficios, esta es una excelente opción que atenderá a tus necesidades específicas a través de rutinas diseñadas exclusivamente para ti.

Nunca olvides que la salud es en realidad una gran amalgama de hábitos y cuidados; si agregas a tu rutina la natación, vas por un excelente camino, pero no olvides que la alimentación, la higiene postural y las visitas periódicas a un quiropráctico profesional son indispensables para cuidarte bien; en centros especializados como QuiroVida encontrarás expertos que saquen el mejor provecho de todas esas cosas que haces por ti en tu día a día para sentirte al cien por ciento.