Yoga y quiropráctica: lo mejor de dos mundos

Existen muchas formas en las que la salud y el bienestar pueden y deben ser abordados, entre estas están el ejercicio, la alimentación, el descanso, y por supuesto los chequeos y tratamientos con diversos expertos del área de la salud; muchas veces las técnicas de una ayudan y hasta complementan a las prácticas de otra, por ejemplo, una alimentación adecuada puede potenciar los resultados de tu rutina física, o tu higiene de sueño puede ser determinante para fortalecer tus prácticas en pro de tu salud mental; la quiropráctica, como tantas otras formas de cuidado también tiene un poderoso aliado: el yoga.

Aunque hace relativamente poco el yoga era una disciplina desconocida en nuestras latitudes, esta es en realidad una práctica milenaria que busca conectar cuerpo, mente y respiración a través de posturas físicas que se acompañan de ejercicios de respiración y meditación, con el fin de generar equilibrio, fuerza, flexibilidad y paz interior.

Yoga para todos

El yoga, a diferencia de muchos otros ejercicios físicos, es una disciplina muy amigable con todos sus practicantes, su nivel de dificultad puede ir desde las posturas más básicas hasta posiciones realmente demandantes que te tomarán tiempo y paciencia poder dominar; también, suele tener infinidad de variaciones que te permiten adaptar tus rutinas teniendo en cuenta tus necesidades y limitaciones. El yoga, además podría considerarse un ejercicio dual, ya que busca de forma activa el beneficio tanto del cuerpo como de la mente.

Pocas disciplinas físicas han demostrado un efecto tan positivo de forma transversal a nuestras necesidades como seres humanos, está comprobado por diversos estudios que practicar yoga te puede ayudar a:

  • Reducir tu presión arterial y frecuencia cardiaca
  • Mejorar tu coordinación
  • Reducir el estrés
  • Ayudar a la digestión
  • Regular la higiene del sueño
  • Controlar la ansiedad
  • Atenuar y hasta desaparecer los dolores de espalda

Como si no fueran pocos los beneficios confirmados a nivel interno, resulta que el yoga también es una opción más que válida para cumplir tus objetivos físicos. Cómo decíamos antes, esta disciplina puede llegar a niveles de alta complejidad, por lo que el esfuerzo que tendrás que hacer seguro te ayudará a tonificar músculos y bajar unos kilos de más; pero incluso si apenas inicias a practicarlo, se considera que el yoga tiene efectos inmediatos en nuestro organismo y se estima que más o menos después de ocho semanas de yoga se puede notar una mejoría evidente en fuerza, resistencia, estabilidad y flexibilidad.

El yoga en la quiropráctica

Entre los beneficios y resultados que dan tanto el yoga como la quiropráctica, podemos notar varios paralelos evidentes, pero, aunque los dos parecieran caminos distintos para llegar a un mismo destino, cuando ambas prácticas van de la mano, el camino y la meta son mucho más gratificantes.

Lo que existe entre el yoga y la quiropráctica es en realidad una relación simbiótica en la que el uno se beneficia del otro de diferentes formas:

El yoga ha demostrado ser un excelente complemento para después de los ajustes quiroprácticos gracias a su enfoque en el core como una de las zonas a las que más exige y fortalece, un core fortalecido es la base para una espalda sana y resistente; no en vano, muchos de los ejercicios recomendados por los quiroprácticos tienen una fuerte influencia en esta disciplina y el hacerlos de forma juiciosa ha demostrado una gran diferencia en el tiempo de recuperación de los pacientes y la mejoría de su estado físico en general. La quiropráctica, por su parte, puede ayudar a fortalecer el sistema musculoesquelético, permitiéndole a un practicante de yoga aspirar a rutinas más diversas o demandantes de acuerdo a sus necesidades y objetivos y así se completa el círculo en el que yoga y quiropráctica se alimentan la una a la otra para darnos mayor bienestar y calidad de vida.