Psicología positiva: la parte inexplorada de la psicología
¿Te has puesto a pensar cuáles han sido los grandes pilares de investigación de la psicología a través de la historia? Manías, trastornos e infinidad de condiciones que estudian la parte más oscura del ser humano suelen ser las respuestas que primero llegan a la mente; pero en los últimos años ha surgido un nuevo tipo de enfoque a esta importante área de la salud, uno que promete cambiar todos los paradigmas y la forma en la que conocemos y abordamos el concepto de salud mental.
La psicología positiva es un nuevo acercamiento a la mente humana, en el que la prioridad es identificar los hábitos y pensamientos que son fortalezas de nuestra mentalidad, los cuales, alimentados de buenos hábitos, pueden llevarnos a tener una actitud resiliente, teniendo una conexión más saludable con nuestro entorno y previniendo el desarrollo de enfermedades mentales a futuro.
Entendernos desde las fortalezas, no las debilidades
Contrario a lo que solemos ver no solo en la psicología tradicional, sino también en muchas otras ciencias del conocimiento, la psicología positiva se enfoca en lo que nosotros como individuos ya estamos haciendo bien, pues considera que partir desde lo bueno, nos da la motivación para vivir de forma proactiva y enérgica.
La psicología positiva por su novedad y su conceptualización suele relacionarse con las “pseudociencias” o los discursos motivacionales, pero lo cierto es que tiene una base científica rigurosa, desde la que surgen metodologías, prácticas y hasta tratamientos para practicarla de forma consciente y constante.
Algunas de las metodologías de la psicología positiva son:
- El método Forte: se enfoca en dar dimensiones realistas a nuestras fortalezas en el tiempo para aprovecharlas de forma sensata y así lograr un balance entre todas nuestras capacidades y los espacios en los que podemos desarrollarlas.
- El método Perma: creado por quién es considerado el padre de la psicología positiva, Martin Seligman, se enfoca en los 5 componentes que constituyen y mantienen la felicidad: emociones positivas, compromiso, relaciones positivas, sentido de la vida y el desarrollo de logros.
- Flow (fluir): este método busca reconocer la dificultad que tienen algunas tareas y nuestras emociones alrededor de ellas para optimizar nuestra efectividad y lograrlas por medio del disfrute.
- Ampliación/Construcción: todos debemos hacer cosas que no nos placen mucho de vez en cuando, esta metodología se especializa en prepararnos para esas actividades haciendo uso de nuestros buenos hábitos mentales antes de enfrentar una tarea difícil.
Otras concepciones erradas
Ante una ciencia tan nueva y opuesta a lo que hemos conocido por años, puede pasar que se relacione la psicología positiva con el positivismo tóxico, aquel que esconde las emociones negativas en un cajón y pretende fingir que nada está mal, pero nada más lejos de la realidad.
La psicología positiva reconoce las sensaciones negativas y no niega su importancia en la psique humana, pero decide de forma intencional, redireccionar la energía de las personas hacia su fortaleza, así, ante la llegada de una emoción desagradable, es permitido sentirla, pero también se hace indispensable entenderla como algo transitorio de lo que se puede salir con ayuda de nuestras fortalezas.
La psicología tradicional y el diagnóstico oportuno de enfermedades mentales sigue siendo vital para nuestro desarrollo como seres humanos y sociales, lo bueno, es que esta no excluye a la psicología positiva ni viceversa, en realidad, ambas buscan el mismo objetivo y el tratamiento en conjunto de la una y la otra puede ser complementario para ayudarnos a entendernos y estar en paz con nosotros mismos.
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