¿Has escuchado hablar de la escoliosis?

Con un conjunto de síntomas casi imperceptibles, la escoliosis es una enfermedad que no suele diagnosticarse hasta después de mucho tiempo, cuando las consecuencias ya son determinantes para nuestra salud en general, así que hoy te queremos contar acerca de esta condición, sobre quiénes la sufren y cómo afrontarla.

¿Qué es?

Según la Clínica Mayo, la escoliosis es una curvatura lateral de la columna; esto quiere decir que nuestra columna, que naturalmente es vertical, tiene una malformación que la hace desviarse de forma horizontal en nuestra espalda. Este cambio suele darse en las etapas de crecimiento de los niños, un poco antes de la pubertad, y se estima que más o menos un 3% de la población es afectada por esta condición.

El peligro que tiene esta enfermedad es que solo unos ojos muy atentos o experimentados pueden detectarla, ya que en un principio no causa ningún síntoma alarmante como dolores o hinchazones; el único factor delator es que un lado del cuerpo se encuentra más elevado que el otro, efecto que se puede ver en la altura de los hombros, los omoplatos y las caderas.

Causas y agravantes

Como muchas enfermedades que afectan el sistema nervioso, la escoliosis no tiene una causa realmente definida. Entre los expertos se cree que existen varios posibles causantes como accidentes neuromusculares durante la niñez, defectos de nacimiento y lesiones de la columna vertebral.

Además de estas afecciones, también se ha detectado una serie de factores que pueden ser determinantes al momento de diagnosticarla y tratarla: se ha descubierto, por ejemplo, que las mujeres tienen más posibilidades de sufrir versiones más graves de la enfermedad, que esta se manifiesta casi siempre en los niños antes de llegar a la pubertad y que existe la posibilidad de que la genética juegue un papel importante en que la enfermedad se desarrolle o no.

Si no causa dolor, ¿para qué tratarla?

A pesar de que la mayoría de casos de escoliosis suelen ser leves, una vez avanzados pueden tener consecuencias en nuestra salud física y emocional; la primera consecuencia es el efecto estético que causa en nuestros cuerpos. El tener una columna en un estado antinatural lleva a que nuestra postura no sea la mejor, lo que puede causar complejos e inseguridades respecto a nuestra apariencia. Este podría ser considerado por muchos el menor de los problemas, pero es una consecuencia real y completamente innecesaria considerando que la escoliosis es tratable.

Ahora, en lo que tiene que ver con la salud de nuestro organismo como tal, una escoliosis no tratada que se complica con los años, puede llevar a fuertes dolores de espalda, y afecciones cardiovasculares, ya que la deformación en la columna puede aprisionar el corazón y los pulmones afectando el bombeo de sangre y la circulación de la respiración.

¿Cómo tratarla entonces?

Independientemente de que sospeches o no que tu hijo puede sufrir escoliosis, es importante que lo lleves desde muy pequeño a un quiropráctico, bajo la mirada de un experto podrás conocer no solo si tiene propensión a sufrir de esta condición, también lo pondrás en manos profesionales para mantenerla a raya y mantener a tu hijo saludable. Recuerda que no solo una enfermedad puede afectar a tu pequeño, factores externos como el uso de mochilas y las largas jornadas sobre muebles rígidos también pueden afectar su bienestar tanto a corto como a largo plazo.

En centros especializados como QuiroVida podrás encontrar quiroprácticos certificados, que pueden hacer un diagnóstico a tiempo y diseñar un tratamiento acorde a las necesidades y condiciones de tu pequeño y de toda tu familia.