Despégate de las cobijas: cómo levantarte temprano y dormir mejor
Hay quienes con un toque de humor dicen que su encuentro más feliz y su despedida más triste son los que tienen con sus camas todos los días, y aunque todos nos hemos sentido identificados con esa frase en algún momento, la verdad es que no tenemos por qué sentir que nunca pasamos el suficiente tiempo en cama, ya que el descanso, que es su objetivo, no se trata de cantidad sino de calidad.
Nuestra relación con nuestras camas es una que tiene muchas malas prácticas, y estas suelen ser unas de las principales razones por las que no sentimos que descansamos lo suficiente, así lleguemos a las siete a acostarnos y nos despertemos faltando cinco minutos para la entrada al trabajo.
Al César lo del César
Uno de los errores más comunes que cometemos en nuestras camas es usarlas para propósitos que no tienen nada que ver con su función, como ver televisión, mirar el celular y hasta leer; todas estas actividades pueden ser bastante estimulantes y arruinar la calidad de nuestro sueño, así que, si quieres evitar noches de insomnio o de sueño poco reparador, dale a cada cosa su espacio: asigna un tiempo lejos de la hora de dormir para hacerlas y hazlas lejos de tu lugar de descanso.
Otro buen consejo es crear una rutina. Aunque esta palabra a algunos nos de repelús, una buena rutina de cuidado antes de dormir, puede hacer que tu cuerpo se acostumbre a las señales que le indican que estás pronto a ir a la cama, por lo que al momento de hacerlo estará en un estado propicio para caer directamente en los brazos de Morfeo.
Ahora, antes de cualquiera de estas cosas, no hay buen descanso sin una cama y almohada de calidad. Pasamos una cantidad de tiempo increíble en nuestras camas, así que ellas valen la inversión, consulta con un quiropráctico profesional cuál es el mejor tipo de colchón y almohada para ti y dedícate a sentir el cambio.
Rutina y cama listas, ¿ahora qué?
Si ya tienes en regla todas las condiciones de las que te hablábamos arriba, ¿qué sigue para un buen descanso? Unos horarios conscientes y constantes que mantengan nuestro cuerpo como un reloj suizo.
No basta con decir que duermes 8 horas si lo haces un día de 10:00 p.m. a 6:00 a.m. y otro de 2 a.m. a 10 a.m., nuestro cuerpo es de ciclos, por lo que así a ti te guste cambiar el plan y el paisaje a menudo, tu cuerpo prefiere un poquito más de estabilidad.
Dicen que todos tenemos nuestros tiempos propios, pero nuestro cuerpo y los expertos suelen coincidir en que nuestro mejor momento del día es la mañana y entre más temprano, mejor. Si sientes que el día no te alcanza para todo lo que tienes que hacer si vas a la cama a las 9:00 p.m. el problema no es la hora, sino cómo priorizas tus actividades del día. Quizás puedas correr el gimnasio para antes de la oficina o cambiar tu salida social de la noche por un delicioso desayuno o un almuerzo, madrugar no solo le saca el máximo provecho a la luz del sol, también:
- Te ayuda a mantener una alimentación más balanceada y ordenada
- Mejora tu productividad
- Te hace más organizado con tu tiempo y tus prioridades
- Mejora tu salud mental
- Evita el estrés de ir tarde y corriendo a todas partes
- Ayuda a mejorar la concentración
- Te puede evitar el tráfico de las horas pico
Mejora la calidad de tu piel
Ahora la parte difícil: cómo crear el hábito
Acostumbrarse a levantarse temprano no es fácil y menos cuando no hemos terminado de perfeccionar nuestra rutina para antes de ir a dormir, pero que esas no sean excusas, la única forma de cambiar las cosas es tomando acción, así que haz eso; no empieces con nada demasiado loco o alejado de tus rutinas actuales, empieza a correr poco a poco la hora del despertador hasta llegar a tu objetivo, no te enojes si un día de tantos no lo logras, motívate con alguna meta o recompensa que puedas darte durante el día si optimizas tu rutina y evita el celular al final del día y a primera hora.
Otros buenos consejos son evitar las comidas picantes o pesadas en la noche y darte un tiempo extra en tus días de descanso, cuando estés enfermo o en esas noches de excepción en las que te quedaste hasta tarde compartiendo con tus amigos, recuerda que los excesos son tan malos como los malos hábitos, así que haz lo necesario para ser feliz, pero también para estar bien.
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