10 mitos y verdades sobre la quiropráctica

Primera parte

Iniciamos en nuestro blog un nuevo especial de tres partes y el tema en esta ocasión serán los mitos y realidades de la quiropráctica. Hoy esperamos aclarar ciertas dudas y derrumbar algunas mentirillas, para ayudarte a comprender qué hacemos y por qué es tan importante para ti y toda tu familia.

Primer mito: “La quiropráctica es un lujo / es demasiado costosa”

Ni lo uno ni lo otro, la quiropráctica realmente es una inversión en tu bienestar que suele estar dentro de los mismos rangos de costos que otros tratamientos de salud especializados.

Lastimosamente en Latinoamérica aún no se le ha dado el lugar que ya se le ha dado en otros países en los que ha tenido una mayor trayectoria histórica, pero definitivamente estamos en proceso a ocupar ese lugar, ya que con el paso de los años y los casos de éxito, cada vez más personas la reconocen y la recomiendan. Si ya deportistas de alto rendimiento y hasta expresidentes ponen sus sistemas nerviosos en manos de quiroprácticos profesionales, ¿por qué no hacer lo mismo nosotros?

Segundo mito: “Los ajustes quiroprácticos son inseguros y dolorosos”

Si estamos acudiendo a quiroprácticos profesionales, estamos poniendo nuestra salud en manos de expertos que han estudiado por años la fisiología y biología humana, por lo tanto, la quiropráctica siempre será un tratamiento que se realiza tras unos análisis y diagnósticos juiciosos y especializados.
La creencia de que un ajuste quiropráctico puede ser peligroso por intervenir áreas muy delicadas de nuestro cuerpo solo es fundamentada si no estás recurriendo a verdaderos profesionales, así que más que desmentir un mito, en este punto queremos invitarte a fijarte muy bien en manos de quién estás poniendo tu bienestar.
Si por algún motivo llegas a un lugar en donde te hacen un tratamiento que es doloroso o tiene consecuencias nefastas en tu salud no estás recibiendo un verdadero ajuste quiropráctico, un ajuste hecho por profesionales certificados no duele, e incluso puede causar alivio inmediato y una sensación de relajamiento y bienestar muy agradable.

Tercer mito: “Una vez vas a un quiropráctico, ya tendrás que seguirlo viendo para siempre”

Un tratamiento quiropráctico es como cualquier otro tratamiento que le hagas a tu cuerpo; más que tener que regresar es deber hacerlo para prevenir enfermedades y mantenerte en forma. No es que una vez te hagan un ajuste vayas a adquirir una dependencia o algo así, es que el ajuste es una práctica que cuando no es curativa es preventiva.
A los latinoamericanos aún se nos dificulta un poco interiorizar el concepto de prevención y más cuando hablamos de un tratamiento con el que apenas nos estamos empezando a familiarizar, entonces, para este caso volveremos a recurrir a una de nuestras analogías favoritas, que es la de ir al dentista.
Sabemos de sobra que con dolor de muela o sin él, la ida al dentista es una actividad que debemos llevar a cabo durante todas nuestras vidas, no tenemos que, pero sabemos que es lo mejor; si hacemos eso por nuestros dientes, ¿por qué no hacerlo por nuestra columna? Ten en cuenta que un quiropráctico solo demandará de visitas frecuentes si está tratando un problema ya formado, pero si lo visitas de forma preventiva, esas citas serán mucho más esporádicas y tu salud estará en estado óptimo.

Cuarto mito: “Los quiroprácticos solo tratan problemas de espalda”

De este mito ya te hemos dado una pista importante en los puntos anteriores, y es que cuando hablamos de nuestros tratamientos nunca hablamos de la espalda, sino de la columna vertebral y del sistema nervioso. Gran parte de la columna está localizada en la espalda, lo cual ha llevado a un muy comprensible malentendido, que sin embargo no deja de ser impreciso.
Se dice que los quiroprácticos tratan la columna, porque ella es la estructura ósea que resguarda el nodo central del sistema nervioso, y a través de su correcta alineación y mantenimiento es que este se mantiene en forma. Nuestro sistema nervioso, es un sistema que abarca todo nuestro cuerpo y aunque su base es la columna, de ella se desprenden millones de ramificaciones que determinan nuestras sensaciones y reacciones; así que cuando algo no está bien ajustado en la base, las consecuencias se pueden sentir en cualquier parte, desde nuestra mente hasta nuestros pies, por lo que definitivamente arreglar un dolor de espalda está lejos de ser lo único que podemos hacer por ti.