4 deportes que protegen y hasta sanan tu espalda

El deporte y la actividad física son uno de los pilares del bienestar físico y mental de los seres humanos, pero con la cantidad infinita de condiciones y capacidades con las que nos diferenciamos los unos de los otros, aquello que puede ser una bendición para unos, también puede representar un gran riesgo para otros.

Si ya has sufrido una lesión en la espalda, o prefieres buscar opciones que no la expongan a un daño potencial, hoy te contamos sobre los deportes que además de protegerla, ayudan a fortalecerla y sanarla.

1. Los deportes acuáticos

Hay muchas razones por las que la natación y los deportes acuáticos pueden ser una excelente opción para ejercitarte; la primera y más importante, es que incluso teniendo una lesión previa, la natación se considera terapéutica para tratarla, además, te puede dar ese componente de competitividad y agilidad que seguro añoras de los deportes terrestres.

El simple hecho de hacer cualquier tipo de movimiento dentro del agua reduce el estrés del peso de tu cuerpo sobre tu espalda, ya que la resistencia que este líquido ofrece, evita movimientos bruscos que pueden lastimarte; eso sí, ten en cuenta que la natación requiere de técnica para evitar algunas lesiones, especialmente en las extremidades, consíguete un coach o nada con amigos que te ayuden a mejorar tu técnica y a diversificar las rutinas para no causar cansancio extremo ni molestias.

2. el ciclismo o la caminata

Sabemos que uno de los grandes atractivos del running es lo relajante que puede llegar a ser el ir pasando por diversos paisajes y respirando aire fresco, por lo que, si quieres cambiar esta disciplina por una un poco más amigable con tu cuerpo sin renunciar a una buena vista, la bicicleta o un ritmo de caminata más sosegado pueden ser la solución.

Tanto el ciclismo como la caminata pueden hacer maravillas por tu estado mental y físico, hasta el ritmo más suave está comprobado que mejora la flexibilidad y fortalece diversos grupos musculares como el core y el tren inferior; no sobra decir que esto siempre estará condicionado por la calidad del calzado y las superficies donde lleves a cabo tus ejercicios, así que no olvides revisar estas condiciones y a caminar.

3. El yoga y el pilates

Si te gusta la idea de practicar un deporte que ponga al límite tu flexibilidad,

pero no quieres que tu espalda pague un alto precio por ello, dos buenas opciones son el yoga y el pilates.

No te dejes engañar por el hecho de que sean disciplinas en apariencia estáticas, tanto la una como la otra son demandantes físicamente y con la suficiente disciplina puedes llevar a tu cuerpo a niveles que pocos pueden alcanzar.

Otro plus es que el ritmo sosegado de estas rutinas puede hacer algo más que ejercitar tu cuerpo: con una buena guía y ayudado por tu respiración, puedes darle a tu mente también un excelente ejercicio de meditación y mindfulness que te dejarán posteriormente con el cuerpo y el espíritu fuertes y a la vez ligeros.

4. El levantamiento de pesas

¡A que no te esperabas esta recomendación! El levantamiento de pesas no solo es un elemento clave para adquirir masa muscular, también es una rutina valiosísima para fortalecer nuestro core, y con él, nuestra espalda.

Por supuesto que un tipo de ejercicio tan fuerte requiere de muchos cuidados y conocimientos, pero aun si ya sufres de una lesión previa, este tipo de ejercicio podría incluso hacer parte de tu rehabilitación y fortalecimiento.

La clave está en asesorarte bien y en ir de menos a más, haz que un entrenador certificado revise tu postura y tu forma, no te fuerces con las repeticiones y el tiempo de trabajo, y también complementa tu rutina con cardio y estiramientos, así, tendrás el combo perfecto de estética, fuerza y salud.

Si tu deporte favorito no entra en ninguna de estas categorías y no quieres dejar de hacerlo, ¡no te preocupes! con las herramientas y el acompañamiento correcto, puedes llevar a cabo ejercicios tan populares como el fútbol o tan demandantes como el crossfit; solo asegúrate de cuidar de tu ritmo y tu postura, y por supuesto, no olvides consultar con tu quiropráctico para que sigas haciendo de tu disciplina favorita la forma de mantenerte esbelto, fuerte y saludable.