Sentarse y Sentirse bien

Cuando pensamos en una buena postura la primera imagen que nos viene a la cabeza es cuando estamos de pie, pero en estos tiempos modernos, en que el auto y la oficina se volvieron nuestros hábitats naturales, la posición que tiende a ser más recurrente en nuestros días es la de estar sentados, así que, ¿por qué no pensar en las mejores prácticas para sentarnos bien y sentirnos mejor?

Nos pasa a todos: estamos sentados trabajando, leyendo o estudiando y de repente nos damos cuenta que estamos en una posición completamente extraña e incómoda para nuestro cuerpo, se podría decir que estamos a poco de derretirnos en nuestra silla, o peor aún, estamos tan concentrados, que nuestro cuello está encorvado hacia adelante y terminamos pareciendo una caricatura.

Además de antiestéticas, estas posturas al momento de sentarnos son perjudiciales y dolorosas tanto a corto como largo plazo, y aunque es difícil dejar un mal hábito, es peor aún tener que lidiar con lesiones o condiciones crónicas que se deriven de él. Por eso, aquí van unos trucos para aprender y desaprender con dedicación mas sin esfuerzo.

Invierte en tu espacio

¿Cuántas horas pasas sentado en tu oficina? ¿Cuántas sentado en tu auto? Una buena silla no es un lujo, es una verdadera inversión y un verdadero gusto que le puedes dar a tu espalda; al final de un día laboral, con una buena silla y otras técnicas de las que te hablaremos más adelante, te sentirás menos aletargado y más flexible para ir a actividades más prácticas que le den diversidad a tu vida y te alejen de más horas de sedentarismo.

Pero con el hecho de comprar una buena silla no se acaba la historia, también puedes valerte de soportes lumbares para el auto, reposa pies para la oficina o incluso, puedes intentar usar de forma temporal la técnica de taping, con la que por medio de cintas ubicadas en tu espalda, tu mismo cuerpo te dará la señal de que no estás en la mejor de las posturas en el momento en que empieces a bajar la guardia.

Construye el hábito

Existen varias condiciones necesarias para que puedas decir que de verdad estás teniendo una buena postura, y como construir un hábito no es tan fácil, mejor que irte apropiando de ellas una a una, es que te acostumbres al combo completo de una vez por todas.

Una buena técnica es hacer en tu mente una pequeña checklist: descruzar las piernas, reposar toda la columna sobre el espaldar, asentar ambos pies en el piso, erguir la espalda, levantar la cabeza; si es necesario hazlo un mantra, y así solo estés incumpliendo con algunas de estas condiciones, repítelas todas, para que tu cuerpo se vaya adaptando a llevarlas a cabo de forma inconsciente más adelante.

Si no sabes muy bien en donde estás fallando, o si lo estás haciendo en absoluto, escucha a tu cuerpo, por lo general las áreas que están sufriendo se siente rígidas o duelen, así que debes tomar acción; ten en cuenta dos claves importantes, que tus hombros y cintura estén a nivel y que tu espalda esté completamente soportada por una superficie ergónomica que se adapte a la curva natural de tu espalda.

Otro consejo igual de importante a todos los anteriores es dar siempre lugar al cambio; levántate, estírate, camina; el cuerpo humano está pensado para el equilibrio: tanto para el reposo como para la acción; ambos momentos, realizados de forma correcta, son vitales y deben coexistir para un cuerpo y una columna saludables.

No te frustres si ha pasado mucho tiempo y todavía no te sientes en control de tu postura, si vez que necesitas ayuda externa, ponte alarmas que te recuerden reacomodarte o ir por una pausa activa; también puedes buscar herramientas o técnicas como los correctores de postura o el taping, eso sí, para estos últimos asesórate siempre de un experto, e incluso si no estás considerando estas herramientas, un quiropráctico profesional puede darle a tu espalda la fortaleza y a ti los consejos para una postura perfecta, elegante y saludable.