Dopamina: la “hormona feliz” que es peligrosa en exceso

Entre las hormonas que se encargan de proveer bienestar y felicidad a los seres humanos, existe una con un lado oscuro. La dopamina es un neurotransmisor indispensable para nuestra salud, pero requiere de un delicado equilibrio para no pasar de ser un gran aliado a convertirse en una pesadilla.

La dopamina es producida por nuestro organismo cuando experimentamos o estamos a la expectativa de un evento estimulante, por lo que esta hormona está muy ligada a nuestras motivaciones y a nuestro concepto de “recompensa”; cuando nuestro cuerpo identifica una actividad como placentera, busca repetirla una y otra vez, el problema, es que algunas de esas actividades no son tan buenas a largo plazo.

Malos hábitos y excesos

Fumar, consumir alcohol, comer de más y el uso excesivo de redes sociales son actividades que sabemos no son muy buenas para nuestra salud física y mental, pero también resultan ser excelentes estímulos para disparar nuestra producción de dopamina; estas dos características generan una línea peligrosa entre sentirse bien y estarlo realmente, pudiendo llevarnos a ser víctimas de adicciones y actitudes compulsivas.

Por otra parte, sucumbir a los excesos en búsqueda de placer puede llevarnos a un extremo en que los niveles de dopamina son tan altos que se vuelven perjudiciales, causando problemas de ansiedad, estrés, exceso de energía, insomnio, deseo sexual inusualmente alto y hasta alucinaciones.

Un punto de equilibrio

Aunque la búsqueda de nuestro cuerpo por producir dopamina viene con sus riesgos, sigue siendo indispensable para el buen funcionamiento de nuestro organismo, ya que aunque el exceso de dopamina tiene consecuencias serias en nuestra salud, su deficiencia tiene otras tantas, entre las que se cuentan: baja motivación, sentimientos de tristeza permanentes, dolor de espalda crónico, problemas digestivos, cambios de humor bruscos y pérdida del deseo sexual.

La deficiencia de dopamina puede estar relacionada a algunas o varias de las siguientes situaciones:

  1. Abuso de sustancias: paradójicamente, una de las acciones que en un principio puede causar grandes picos de dopamina en nuestro organismo, puede también dejarnos en el punto más bajo, ya que estos “estimulantes” después de un tiempo pueden drenar toda esa energía y placer que nos dieron de forma fugaz, dejándonos en un nivel incluso más bajo que antes.
  2. Algunos medicamentos: se ha descubierto un descenso en los niveles de dopamina en personas que consumen medicamentos para condiciones como el parkinson y la esquizofrenia.
  3. Estrés crónico: el exceso de preocupaciones puede hacer que el cerebro se enfoque en otras funciones y empiece a producir cantidades menores de dopamina.
  4. Malos hábitos de sueño: la falta de un sueño adecuado tiene un efecto directo en los receptores de dopamina, debilitando el tránsito de la hormona por nuestro cuerpo.
  5. Nuestra alimentación: dietas ricas en grasas saturadas causan inflamación e inhiben el buen funcionamiento de nuestro sistema nervioso central, entorpeciendo la producción de dopamina; el poco consumo de proteína también causa una deficiencia de aminoácidos, teniendo las mismas consecuencias.

Una elección

La dopamina no es la mejor consejera cuando se trata de hábitos saludables, pero eso no quiere decir que no existan estímulos buenos que también la aumenten de forma natural, estos son algunos de ellos:

  1. Una buena alimentación: si las grasas saturadas bajan los niveles de dopamina, dejar de consumirlas, además de tener una dieta rica en proteína puede subirla hasta el cielo; además, como dato curioso, algunos de los neurotransmisores que producen dopamina se encuentran en el intestino, por lo que una dieta que te mantenga bien en ese departamento te va a ayudar bastante.
  2. El ejercicio: nada más piensa en la sensación de bienestar que deja una buena rutina de ejercicio, esta sensación es tu dopamina manifestándose, así que una rutina en movimiento es una con excelentes niveles de esta hormona.
  3. Un buen sueño: tal como con la alimentación, si los malos hábitos de sueño bajan la dopamina, una buena cantidad y horario de descanso puede aumentarla considerablemente.
  4. La luz del sol: una exposición al sol en las horas correctas y durante el tiempo indicado permite el desarrollo no solo de la dopamina, sino de todos los neurotransmisores que influyen en nuestro estado de ánimo.
  5. La música: aunque un poco inesperado, tiene todo el sentido del mundo que la música sea una excelente fuente de producción de dopamina, ya que escucharla o producirla se siente bien por fuera, mientras por dentro aumenta la actividad de las áreas encargadas del placer y el sentido de recompensa del cerebro.