Posturas al leer: lo bueno, lo malo y lo feo

No hay nada más placentero que ser completamente absorbido por la historia que narra un buen libro, pero todo buen lector sabe que entre mejor sea la lectura, peores pueden ser los dolores de espalda y cuello después de sumergirse durante horas en ella.

Leer, tanto como conducir o trabajar, requiere de largos periodos sosteniendo una misma posición, y como bien sabemos, esta no es una práctica muy saludable para nuestra columna, por lo que más nos vale tener en cuenta unos consejos y hábitos que nos ayuden a mantener el equilibrio entre una buena maratón literaria y un cuerpo libre de dolor.

El cuello: nuestro principal afectado

Desde antes de que llegaran las laptops y los celulares, ya había un pequeño objeto forzándonos a agachar el cuello durante horas: el libro; independientemente del lugar en el que prefieras leer (sobre lo que hablaremos más adelante), tu cuello casi nunca se salva de posiciones extrañas, por lo que suele ser la víctima principal de una buena sesión de lectura.

Para evitar esa característica inclinación que termina en terribles dolores de cuello y eventualmente se convierte en una poco estética y dañina postura, lo que debemos tener en cuenta es que los expertos recomiendan que los libros no estén a más ni menos de 40 centímetros de distancia de nuestros ojos, además, es ideal que el libro este paralelo a ellos, evitando la necesidad girar, agachar o retraer nuestro cuello.

Si ensayamos esta recomendación inicial puede que nos sintamos al principio un poco extraños, después de todo, son años de costumbre que queremos dejar atrás; también está el hecho de que nuestros brazos van a quedar en el aire, condición que seguramente va a ser cansina y puede incluso alterar nuestra circulación, causando calambres y molestias.

Pero aún no desistas, la solución está al alcance de tus manos: una o varias almohadas sobre tu regazo irán nivelando la diferencia entre ojos y libro, además de proporcionar un soporte confortable para tus brazos; si también puedes disponer de otro par de almohadas, puedes lograr el combo completo de comodidad y ergonomía poniéndolas detrás de tu zona lumbar y a la altura de tu cuello.

En el sofá, en la cama o en el suelo, ¿puedo leer donde yo quiero?

La respuesta es triste y contundente: no; pero no seamos tan drásticos en la práctica, sabemos lo relajante que es leer antes de dormir, por lo que, a pesar de no recomendarlo en absoluto, te podemos compartir unos pequeños trucos para que sea lo menos dañino posible.

De nuevo tendrás que valerte de varias almohadas: la más delgada puedes ponerla debajo de tu zona lumbar para que cubra esa curva que puede ocasionar tanto dolor cuando es sometida a estrés, una segunda almohada debe ir debajo de tus rodillas para generar una pequeña flexión que posibilite una mejor circulación, prepara unas cuantas almohadas más para poner sobre tu abdomen y así lograr que al flexionar tus brazos, el libro quede tan paralelo a tus ojos como sea posible y por último, ten una muy buena almohada para tu cuello, de modo que lo soporte sin deformar su curva natural ni hacia adelante ni hacia atrás.

Es un procedimiento un poco riguroso que recomendamos sostener por la menor cantidad de tiempo posible; recuerda que sin importar cómo ni cuándo lees, es vital que mantengas tu cuerpo activo a través del movimiento y ejercicios de fuerza, resistencia y flexibilidad. Tal como en otros momentos que requieren de mucha quietud durante un largo periodo de tiempo, recuérdate a ti mismo tomar pausas activas, descansar tus ojos y cuidar tanto tu cuerpo como tu mente.