Quiropráctica para fortalecer tus defensas

Pensar en quiropráctica es mucho más que pensar en calmar el dolor. Durante todos los años que hemos logrado acompañarte, te hemos contado sobre muchos de los beneficios insospechados que llegan con un tratamiento quiropráctico profesional y juicioso, pero aún nos queda un gran descubrimiento por revelar: la eficacia de la quiropráctica en el fortalecimiento de tus defensas.

Lo que comúnmente conocemos como defensas son en realidad un conjunto de órganos, células y glándulas cuya misión es protegernos de los estímulos que pueden ser perjudiciales para nuestra salud, a través de la producción y distribución de glóbulos blancos; todos estos elementos hacen parte del sistema inmune humano que es tan importante como delicado.

¿En dónde entra la quiropráctica?

Siendo una red compleja, distribuida por todo nuestro cuerpo, el sistema inmune parecería un poco difícil de acceder desde un tratamiento no invasivo como la quiropráctica, pero es entonces cuando debemos recordar que nuestro sistema nervioso, centralizado en nuestra columna vertebral, puede desencadenar una serie de acciones a nivel orgánico que nos afectan o ayudan a nivel integral.

Nuestra espalda es un punto focal de las penas y las glorias del cuerpo humano, en ella está nuestra mayor fuerza y nuestro sistema nervioso, pero en ella también recaen el estrés y las consecuencias de los malos hábitos; por esto, nuestra columna, que es el soporte de la espalda, puede sufrir lesiones, desalineaciones y molestias, y al ser esta la carretera que conduce las reacciones de nuestro cuerpo a todo tipo de estímulos, tener cualquiera de estas condiciones, arriesga a que el mensaje llegue incompleto o no llegue en absoluto.

Como a todos los demás sistemas del cuerpo humano, el sistema nervioso se encuentra conectado al sistema inmune, por lo que una ruptura parcial o completa de la comunicación entre ellos dos, puede causar condiciones serias de cuyo origen podríamos no enterarnos si no vamos a un quiropráctico.

Si por el contrario, tenemos un sistema nervioso sano y sin obstrucciones, el sistema inmune (y todos los que están conectados a él) será alimentado y fortalecido, evitando enfermedades o respondiendo mejor ante ellas.

Tres casos

Basándose en este argumento, varios especialistas se han dedicado a llevar a cabo diferentes estudios en los que han logrado resultados realmente reveladores:

  1. El Sid Williams Research Center descubrió sobre una muestra de pacientes VIH positivo, que aquellos que recibieron un tratamiento quiropráctico aumentaron en un 46% la producción de la célula CD4, un importante componente autoinmune, mientras las personas que no fueron tratadas mostraban aumentos alrededor del 7% de esta misma célula.
  2. El sistema de salud de Nueva York determinó que durante la epidemia de la gripe española a inicios del siglo XX, el índice de mortalidad entre personas que seguían un tratamiento quiropráctico era muchísimo menor al de aquellas que no lo hacían, estimando una escala de 25 muertes sobre 10 mil personas tratadas, comparada 950 muertes sobre el mismo número de pacientes que no frecuentaban un quiropráctico.
  3. La Doctora Patricia Brennan, en cabeza de un equipo de investigadores, descubrió que los pacientes después de un ajuste quiropráctico, mostraban un incremento en la producción de neutrófilos nucleares polimorfos y monocitos, dos tipos de glóbulos blancos que protegen al cuerpo de organismos infecciosos.

Prevenir para no lamentar

La quiropráctica, como podemos ver en este y muchos otros casos, va más allá del alivio del dolor; este tratamiento puede convertirse en una alternativa preventiva que adaptada a tus necesidades individuales y llevada a cabo por un experto, te puede evitar no solo el dolor, sino incontables condiciones y molestias imprevistas. Centros especializados como QuiroVida pueden ofrecerte la asesoría, diagnóstico y tratamiento que mejor se ajuste a ti.