Calcio y vitamina D: un conjunto insuperable para tus huesos

El calcio es uno de los minerales más conocidos y recomendados dentro de las diferentes áreas de la salud para el fortalecimiento y cuidado de nuestro sistema óseo; lo que pocos saben es que existe otro elemento que es un acompañante indispensable para sacarle el potencial máximo al calcio en nuestros huesos: la vitamina D.

La vitamina D activa es la que produce la hormona calcitriol, cuya labor es poder absorber el calcio de los alimentos para que pueda distribuirse por todo el cuerpo, cuando no se logra esto, los depósitos de calcio albergados en nuestro esqueleto se mueven a otras partes que necesitan de este mineral, causando un déficit en el sistema óseo que lo debilita y deriva en serios problemas de salud.

La clave está en los detalles

La falta de calcio se conoce como hipocalcemia, una condición relativamente silenciosa que se suele identificar cuando ya está en una fase avanzada causando calambres, espasmos, debilidad muscular, fatiga, sensación de hormigueo, cataratas y osteoporosis; a pesar de esto, sí existen algunas manifestaciones sutiles que pueden ser indicativas de una falta de calcio en nuestro organismo y que pueden ayudarte a tratarla de forma oportuna, estas son:

  • Caída del cabello
  • Uñas quebradizas
  • Dientes débiles
  • Propensión a fracturas o lesiones del sistema musculoesquelético.

Vale la pena mencionar que una dieta rica en sal y proteínas también puede disminuir la capacidad de absorción del calcio y la intolerancia a la lactosa puede generar un déficit de este mineral en nuestra dieta, por lo que también son condiciones a tener en cuenta al momento de reconocer nuestro nivel de consumo de este mineral y así determinar qué podemos hacer al respecto.

¿Dónde consigo el calcio y la vitamina D?

La forma más sencilla de adquirir el calcio es la alimentación, los lácteos son la mejor opción en términos de cantidad de este mineral por porción, pero también puedes complementarlo con alimentos como el brócoli, las coles, los productos de soya (tofu, frijoles, leche), las naranjas y la comida de mar como el salmón, los camarones y las sardinas.

 

La vitamina D, por su parte, tiene su mejor proveedor en el cielo, pues es la exposición al sol es la que activa su producción en nuestro organismo, aún así, puedes ayudarte en la mesa consumiendo pescados grasos como el atún y la sardina, huevos de gallina, quesos curados y mantequilla.

Como algunas de estas opciones no son las más saludables, e incluso pueden estar restringidas para muchas personas, otra excelente opción es el uso de suplementos, que suelen venir listos con la combinación entre vitamina D y calcio, además de muchos otros componentes que pueden darte un aporte integral de vitaminas y minerales.

¿Cuándo empiezo?

Aunque el mercado se ha empeñado en vender el calcio como un complemento para niños y adultos mayores, lo cierto es que este mineral es indispensable en todos los momentos de nuestra vida, de hecho, el consumo que hagamos de este durante nuestra juventud y vida adulta, puede ser determinante para la salud de nuestro sistema óseo cuando los años vayan llegando y alterando toda nuestra fisionomía.

Ya con todas las pistas en su lugar, es momento de hacer un examen de conciencia, ¿cuánto calcio consumimos en nuestro día a día? ¿Cuánta vitamina D? No hay mejor tratamiento que la prevención, pero si sientes que te estás quedando un poco corto en tus niveles requeridos, consulta a un experto para saber mejor acerca de ellos para sacarle ventaja a los posibles cambios que llegan con el tiempo.