Nuestros cuerpos no son iguales y sus necesidades tampoco

En muchos sentidos los seres humanos somos iguales: a todos nos mueven deseos, miedos y metas; todos tenemos derecho a acceder a oportunidades para nuestro desarrollo personal y absolutamente todos necesitamos cuidarnos y hacerlo bien, pero es precisamente en ese cuidado en donde ya no podemos medirnos con el mismo rasero, porque existen muchas razones por las que podremos decir sí o no a ciertos hábitos o prácticas de autocuidado que pueden servir a otros.

Nuestra historia clínica, nuestros recursos y hasta nuestra disponibilidad de tiempo son condicionantes importantes al momento de definir nuestras rutinas de bienestar, pero podría existir una variable menos flexible y más determinante para esto: nuestra genética.

En 1940 el psicólogo William Herbert creó los somatotipos, una idea que pretendía relacionar la forma física de las personas con algunos rasgos de su personalidad; aunque esta teoría fue posteriormente desacreditada, dejó una importante base para el mundo de la nutrición y el deporte que hasta hoy sigue siendo tan popular como controversial.

En teoría nuestro cuerpo puede clasificarse dentro de uno de tres tipos: ectomorfo, mesomorfo o endomorfo; cualquiera de estos tiene características y consecuencias diferentes, por lo que conocer sus ventajas y posibilidades podría ayudarnos a alcanzar de forma más directa nuestros objetivos físicos.

El cuerpo ectomorfo:

Las personas con este tipo de cuerpo suelen tener muy poca masa muscular, por lo que tienen un peso menor al promedio y en algunas ocasiones es incluso inferior al que se considera sano para una persona, son delgados por naturaleza y de hombros y caderas poco pronunciados.

Los cuerpos ectomorfos tienen la ventaja de tener un metabolismo muy veloz, pero también presentan mucha dificultad para ganar masa muscular, así que para alcanzar un punto de equilibrio saludable, una nutrición enfocada en una ingesta alta de calorías a través de la proteína y los carbohidratos complejos es su mejor opción. Alimentos como la avena, los frutos secos, la carne magra y las papas son componentes excelentes para su dieta.

Para complementar la alimentación, se recomiendan ejercicios de fuerza realizados con pesas y mantener al mínimo el ejercicio aeróbico y las sesiones de ejercicio que tengan un consumo calórico demasiado alto.

El cuerpo endomorfo:

Del otro lado del espectro, el cuerpo endomorfo es aquel que tienen las personas con una mayor propensión a sufrir condiciones como el sobrepeso y la obesidad, este tipo de anatomía suele identificarse porque el cuerpo parece tener “forma de pera”.

Un cuerpo endomorfo suele acumular grasa con relativa facilidad y a su vez se le dificulta la generación de masa muscular, por lo que alcanzar un peso saludable puede requerir de un poco más de esfuerzo y disciplina.

En este caso la mejor opción en términos de nutrición es enfocarse en las proteínas y reducir el consumo de carbohidratos, alimentos como las verduras, el hummus, la carne magra y la quinoa pueden ser las mejores aliadas de las personas con este tipo de cuerpo.

Contrario a los ectomorfos, los endomorfos no necesitan de una rutina de ejercicios tan enfocada en las pesas, en su lugar, su propio peso corporal puede ayudarles bastante, por lo que pueden optar por ejercicios de cuerpo entero por intervalos o por repeticiones; el cardio también es bastante importante, por lo que debe intentar incorporarse 2 o 3 veces a la semana; si ya existe una condición de sobrepeso u obesidad, es bueno considerar opciones de bajo impacto como la natación, el senderismo o el uso de elípticas.

El cuerpo mesomorfo:

Justo en el medio entre el cuerpo ectomorfo y el endomorfo está el mesomorfo. Las personas que hacen parte de esta categoría suelen considerarse de contextura atlética, sus hombros son anchos y construyen masa muscular con relativa facilidad, pero su metabolismo puede ser tanto su mejor aliado como su peor enemigo, ya que con la misma facilidad con la que pueden perder peso pueden volver a ganarlo.

En este cuerpo más que en ningún otro la clave está en el equilibrio, una alimentación balanceada entre carbohidratos, proteínas y grasas es indispensable para mantener un peso saludable, por lo que recomienda la presencia de los tres grupos alimenticios en las comidas principales, y tal cual con el ejercicio, entre más variedad haya en sus entrenamientos, mejores serán los resultados; una persona con cuerpo mesomorfo puede usar pesas o su propio peso corporal, así como herramientas como las bandas de resistencia y las pesas.

Tu cuerpo no es una condena

Aunque estas clasificaciones pueden ser bastante útiles para crear rutinas de cuidado más específicas, también pueden encasillarnos y frustrarnos un poco, ten en cuenta que esta como muchas otras, es una teoría que tanto puede ayudarte como no, toma lo que te sirve y deja ir todo lo demás; ten por seguro que no existe ningún cuerpo que no tenga ninguna forma de alcanzar sus objetivos, así que si esta no es la forma para ti, no te rindas, sigue explorando, queriéndote y cuidándote.