Los pensamientos catastróficos: ¿una tormenta en un vaso de agua?

 Los pensamientos catastróficos, como su nombre lo indica, son ideas y discursos pesimistas que nos decimos a nosotros mismos cuando estamos en momentos de incertidumbre y estrés; además de ser intrusivos, pueden llegar a niveles fatalistas, por lo que tienen un efecto nocivo en nuestra salud mental y emocional, causando graves consecuencias en nuestra vida y nuestras relaciones.

A pesar de que este tipo de pensamientos suele darse principalmente en personas con trastornos obsesivos, ansiosos o depresivos, también se pueden manifestar en personas sanas en momentos de estrés o tensión extrema. La aparición de estos pensamientos no es necesariamente síntoma del desarrollo de una condición mental, pero si sientes que tus episodios son muy frecuentes y tienen un efecto notable en tu rutina, es mejor consultar con un experto acerca de la mejor manera de afrontarlos.

¿No es para tanto?

Los pensamientos catastróficos, si bien son visiones distorsionadas de nuestro futuro inmediato, no deben ser ignorados sin más; en cierto sentido, estos pensamientos son una respuesta de nuestro cuerpo ante un posible peligro o amenaza, por lo que intentar desecharlos sin comprenderlos puede llevarnos a que un problema vaya creciendo en nuestras mentes hasta el punto de desbordarnos emocionalmente, haciéndonos tomar decisiones radicales y posiblemente insanas.

Si te descubres a ti mismo pensando en el peor caso posible como la única consecuencia realista de una situación en específico, no invalides tus preocupaciones y tus miedos, míralos desde una perspectiva distante y serena que te ayude a ver un panorama más amplio; para poder lograr esto, los psicólogos han descubierto diversas estrategias que puedes intentar hasta encontrar la más apropiada para ti.

1. Suelta el control

No tener el control de las cosas es un verdadero reto para muchos de nosotros, pero es precisamente esta necesidad la que nos lleva a fuertes crisis de ansiedad y a los temibles pensamientos catastróficos. Soltar el control es comprender que hay cosas que podemos cambiar y cosas que no, y que aprender la diferencia nos hará vivir en más armonía con nosotros mismos y nuestro entorno, sabiendo cuándo actuar y cuándo tomar lo mejor de lo que la vida puede ofrecer.

2. Colecta evidencias

En caso de pensamientos catastróficos pregúntate: “¿qué pruebas tengo de que va a pasar lo que pienso qué va a pasar?” Vas a ver que en la mayoría de casos tienes las mismas o incluso más pruebas de que puede pasar algo bueno o, por lo menos, algo no tan malo; el futuro es incierto y las variables infinitas, así que no bases tus expectativas en suposiciones, básalas en evidencias tangibles.

3. Llama a un amigo

Seguro tienes en tu agenda ese amigo “polo a tierra” que cada vez que te encuentras te trae paz y mucha sabiduría; si tu cabeza está vuelta una maraña de pensamientos negativos, llama a ese amigo, déjalo darle un poco de perspectiva a esa situación a la que le ves un futuro tan gris; hablar de nuestros sentimientos es también tramitarlos y no hay con quien mejor hacerlo que con un buen amigo.

4. Charla con tus pensamientos catastróficos

Si te sientes valiente, ¿por qué no tomar el toro por los cuernos? Pregúntales a tus pensamientos catastróficos qué quieren, qué intentan advertirte, para qué quieren prepararte; cálmalos, recuérdales todo lo que tienes a tu favor, todas las otras posibilidades que también están en el horizonte; seguro que al final de esa conversación te sentirás más liviano.

5. Espera lo mejor, prepárate para lo peor

La vida es bella, pero se puede complicar. No niegues la posibilidad de que cosas malas pueden y van a pasar en algún momento, pero tampoco hagas de este pensamiento el único en tu mente. Estudia la situación con calma, descubre qué puedes hacer, que no, prepara un plan de acción y a lo que sigue; vas a ver que la vida va pasando y que muchas cosas no terminan siendo la tormenta que esperábamos. Rodéate de gente buena, resiliente, positiva, sé tú mismo esa persona para ti mismo y afronta lo que tengas que afrontar cuando tengas que afrontarlo, mientras tanto mira a tu alrededor, disfruta tu presente.