Quiropráctica para tu salud mental

La modernidad ha llegado con una preocupación que en siglos anteriores poco o nada importaba a los individuos y las comunidades: la salud mental. Antes, el funcionamiento de nuestra enigmática mente era un tema tan evasivo que se hacía casi que inexplicable, pero el avance irrefrenable de la tecnología ha logrado que lo incompresible en realidad tenga algo de lógica.

Aunque quedan muchos misterios que descifrar sobre la mente humana, hay algo que podemos asegurar: el cuerpo humano es una máquina perfecta, no puedes separar un engranaje de los demás sin afectar el funcionamiento del todo; cualquier cosa que hagas para cuidar o maltratar una de sus partes tendrá una respuesta directa de todo el conjunto.

Es por eso que la mente cada día ocupa un lugar más privilegiado en las discusiones sobre salud y bienestar: una mente sana conlleva a un cuerpo sano y viceversa, ¿pero qué va primero?

Cuidado del cuerpo

Ni la una ni la otra

Cuidar del cuerpo y la mente no es algo que funcione en un orden específico, como en línea recta, estamos ante algo que es más parecido a un círculo: dos esfuerzos que se deben llevar a cabo en paralelo para que fluyan en armonía; no es fácil, pero tampoco es imposible.

Tanto el cuerpo como la mente tienen muchos frentes desde los cuales atacarlos o protegerlos: la nutrición, el tiempo de ocio, el ejercicio y el descanso correcto son algunos de ellos. Hoy nos enfocaremos en la forma en la que el bienestar físico contribuye al bienestar mental por medio de la quiropráctica.

Desde la fuente

Como ya lo hemos establecido antes, la quiropráctica más que cuidar tu espalda y tus articulaciones, busca fortalecer tu sistema nervioso, y como este está directamente conectado a tu cerebro, causa un gran impacto en él. La presión, la rigidez y el dolor son signos de alarma que nos lanza nuestro sistema nervioso porque algo no anda bien, pero ese mismo dolor puede ser fuente de estrés para nuestra mente, afectando nuestra estabilidad emocional y psicológica.

Como puedes ver, es toda una cadena de eventos que empiezan en un dolor muy pequeño y terminan en un desbalance completo de nuestro organismo, ¿cómo solucionarlo? Cuidando la raíz con un tratamiento quiropráctico que se adapte a nuestras necesidades y sea realizado por profesionales especializados.

Menor actividad muscular, mayor flujo sanguíneo

Entre los beneficios comprobados que tienen los ajustes quiroprácticos están la relajación de la presión en los nervios, la reducción de la actividad muscular, el mejoramiento del flujo sanguíneo y hasta la liberación de hormonas beneficiosas como el cortisol, la oxitocina y la neurotensina. Todos estos beneficios ayudan al acondicionamiento del cuerpo, la reducción del dolor y también a la sensación de ligereza y bienestar emocional.

La ansiedad y la depresión, dos de las enfermedades mentales más comunes en la actualidad son directamente impactadas por las reacciones químicas y físicas que tiene nuestro cuerpo cuando se nos hace un ajuste quiropráctico, por lo que si bien, no estamos hablando de curar la enfermedad, sí estamos ante la posibilidad de amainar sus síntomas y consecuencias.

Tiempo personal

Un momento para ti

Tanto si estás luchando con una enfermedad mental como si no, ir al quiropráctico no debe verse como un compromiso, es más bien una oportunidad para salir de casa, respirar un aire diferente y cambiar la rutina. Los ajustes lejos de ser dolorosos, pueden ser bastante relajantes y el bienestar físico y mental que sentirás posteriormente te harán sentir todavía mejor.

Toma cualquier oportunidad que te de la vida para salir de los círculos viciosos de la rutina y el estrés, pero no olvides que un tratamiento físico como la quiropráctica es solo un complemento, debes cuidar tu mente con tratamientos específicos para ella e incluso, si lo consideras necesario, también consultar un profesional en esta área de la salud.